Como en cada año, la revista Forbes actualizó la lista de las personas menores de 40 más ricas del planeta. Y al igual que en 2016, el ránking lo lidera una bella joven noruega. Su nombre es Alexandra Andresen, tiene apenas 20 años y la fortuna de la que es dueña ya superó los 1.150 millones de dólares. ¿Cómo consiguió tamaño caudal? Es heredera de la compañía Ferd, la empresa que lidera la industria del tabaco en Noruega por más de 150 años.
Alexandra, junto a su hermana Katharina -un año mayor-, se volvieron acaudaladas cuando su padre, Johan H. Andresen (presidente de Ferd), les entregó el 42.2% de la compañía a cada una en 2007. Ellas tenían apenas 10 y 11 años, respectivamente. Actualmente, ninguna de ellas trabaja en la empresa familiar.
La opulenta suma la ubica en el cálculo global, considerando todas las franjas etarias, en el puesto 1.476 de la lista de todos los multimillonarios del mundo y en el noveno lugar en su país. En su categoría de menores de 40 años, está lejos de los más de 50.000 millones de dólares de Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook que encabeza la lista.
Alexandra vive en Alemania, aunque pasa gran parte de su tiempo viajando. En las imágenes de sus vacaciones en su cuenta de Instagram se la ve recorriendo lugares exóticos, a veces sola y otras en compañía de su novio Joachim Tollefsen, un joven noruego de 24 años, luchador profesional de artes marciales. Pero en la mayoría de las publicaciones se muestra incursionando en la actividad que la desvela: ser jinete.
Aficionada a las redes sociales, sin embargo, su verdadera pasión no es deambular por alrededor del mundo. Es amante de la hípica y la equitación, especialidades a lo que dedica horas de entrenamiento y disfrute. De hecho, se prepara para competir profesionalmente en adiestramiento de caballos. Condiciones ya demostró: ganó tres veces el campeonato noruego de doma clásica y hasta en una ocasión se consagró en el Europeo Junior, méritos que la llevaron a ser la embajadora de la marca de moda ecuestre Kingsland.
A pesar del dinero que ostenta y los lujos que se regala, la joven demuestra cierta mesura en su estilo de vida. Llevando un perfil bajo mientras vivió en Oslo, su nombre recién tomó gran relevancia en su país en el último tiempo. Según varios medios, Alexandra tomó la costumbre de ahorrar, tal como le enseñaron sus padres. No gasta en autos, usando alguno de segunda mano. Y reconoce que el dinero de sus padres le sirvió para comprar su caballo, Belamour, y abonar los gastos de una afición que resulta muy cara. “Pero solo con dinero no alcanzas el éxito. Además, no he hecho nada para merecer todo esto y busco la manera de ser útil”, declaró a la prensa británica.
Su hermana, Katharina, tomó un rumbo diferente. Luego de haber incurrido en algunas prácticas en la firma paterna, se marchó a Holanda a estudiar Ciencias Sociales en el University College, de la Universidad de Ámsterdam, siguiendo los pasos de su padre, quien en su momento también realizó un máster en negocios en la Universidad de Rotterdam.
