Pocos conocen el nombre del sacerdote Jorge Omar Bruno. Sin embargo, lleva 13 años en un puesto clave dentro de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján. Su figura, si bien no es la central, está presente en cada paso dentro de una de las diócesis más antigua y tradicional del país. También fue la meca kirchnerista durante los años de cruces y peleas cuando Jorge Bergoglio estaba al frente de la arquidiócesis porteña.
En medio del escándalo por los bolsos con millones de dólares que intentó ocultar el exsecretario de Obras Públicas, José López, el nexo que aparece a la luz, además del obispo Di Monte que murió a principios de año, es el del padre Bruno que tiene a su cargo la vicario general de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján y es el administrador de la Basílica de Luján que fue restaurado durante el Kirchnerismo.
El actual arzobispo, monseñor Agustín Radrizzani, le ratificó su confianza y, según publica el diario La Nación no encuentra motivos para modificar su equipo de colaboradores, luego del escándalo. Desde esa función, no sólo acompañó a Di Monte en el proceso de restauración de la Basílica, que el exministro Julio De Vido financió en tres etapas con partidas que acumularon $ 86 millones.
Los vínculos familiares se suman a los políticos ya que, Bruno tiene entre sus colaboradores a Enrique Martínez, un sobrino de la madre Alba, quien figura como titular del teléfono al que llamó 11 veces la mujer de López previo a la llegada del exfuncionario K con los 9 millones de dólares.
“El actual arzobispo encontró las cuentas en orden y no le pareció apropiado realizar cambios en el staff”, dijeron desde Luján al matutino porteño y agregaron: “En la arquidiócesis nunca vimos un peso; los recursos que destinó el Gobierno los manejaron directamente con los responsables de las obras”.
Esa afirmación fue refutado por el exobispo auxiliar de la diócesis, monseñor Oscar Sarlinga, quien a comienzos de 2006 pasó a conducir la diócesis de Zárate-Campana, “Cuando yo me fui se firmó un acuerdo por el cual la administración de los fondos aportados por el Estado pasó a estar a cargo de la arquidiócesis. Yo le dije a Di Monte que no estaba de acuerdo, pero igual lo firmó”, reveló .
En tanto, el Padre Bruno optó por el silencio. Mientras su nombre aún resuena en los pasillos del Vaticano desde la época en la que Cristina Kirchner viajó con La Cámpora a visitar al Papa y, Eduardo “Wado” de Pedro le entregó unos embutidos al Sumo Pontífice que le había enviado el sacerdote desde Luján.