La prensa peruana se ha hecho eco de una historia difícil de creer. Es la historia de Pinpon, un enorme conejo que residía junto a una humilde familia en el barrio de San Bartolomé, en la provincia de Huaura, en Perú.
El simpático animal tenía una costumbre peculiar. Se escapaba de su casa con el fin de ingresar en una casa lindera abandonada, en la cual ingresaba con un único fin: consumir marihuana.
Su dueña, azorada, contó a los medios locales: “Mi conejo se iba al otro lado de mi casa, al rato volvía, sí, pero lo hacía más juguetón”.
Después de un tiempo sospechando de las salidas habituales de su mascota, ella lo siguió y descubrió su secreto mejor guardado: “Le seguí y le vi comiendo en una vivienda sin gente que tenía una extraña hierba verde”. ¡Pícaro el conejito!