El Tribunal de Juicio de Ushuaia condenó a Andrea González Paduan, de 26 años, quien ayer por la mañana al declarar por última vez en el juicio dijo que le pedía “perdón a Felipe”, su hijo, “todos los días”, porque no puede “dejar de pensar en lo que pasó” el 21 de abril de 2015 cuando mató al bebé, informa la agencia DyN.
La pena fue superior a los 10 años de condena solicitados por el fiscal y el tribunal también desestimó el pedido de inimputabilidad planteado por la defensa de la mujer, que adujo un estado de trastorno esquizoide de la personalidad confirmado por peritos de la causa.
González Paduan llegó a juicio en libertad, imputada del delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo.
El fiscal Fernando Ballester Bidau había admitido atenuantes a la condena, inicialmente prevista en prisión perpetua, en base a los informes médicos y una pericia psiquiátrica que señalaron que la joven actuó bajo “un estado psíquico puerperal” y una “depresión post parto” que afecta a un alto porcentaje de mujeres tras dar a luz.
Ayer, poco antes de escuchar la condena, González Paduan habló ante el tribunal: “Sólo quiero decir que lamento todos los días lo que pasó, todos los días. No hay día donde no piense en lo que pasó”.
“Lo recuerdo todos los días que camino por el hospital, cuando cruzo el puente para ir a mi casa, cuando estoy en mi casa, lo recuerdo cuando estoy en la calle, cuando veo familias, cuando veo la tele, cuando veo propagandas”, añadió la joven.
En ese marco, dijo: “Le pido perdón a Felipe, a mi hijo, con todo el corazón, y eso lo hago todos los días”.
Por la tarde, los jueces Guillermo González, Alejandro Pagano Zavalía y Maximiliano García Arpón dieron a conocer el veredicto con la sentencia a 16 años de prisión efectiva, e indicaron que los fundamentos se darán a conocer el 16 de mayo a las 20.
De acuerdo a la investigación, González Paduan había quedado embarazada de una relación ocasional que mantuvo cuando vivió en Buenos Aires y al regresar a esta ciudad ocultó su estado a sus familiares.
Los abogados señalaron que la joven tuvo una vida “sin el más mínimo cariño” y agregaron que como tenía “una patología previa, la intención (de muerte) está viciada por esa situación”.
La misma joven dijo durante el juicio que al niño “no quería matarlo, quería darlo en adopción”. Sin embargo, en la mañana del 21 de abril de 2015, poco
después de dar a luz, fue hasta una plaza y comenzó a asfixiar al niño con su campera, y luego se dirigió hacia una escuela donde repitió el mecanismo de taparle nariz y boca.
Finalmente, llevó al niño a el puente peatonal de Damiana Fique, donde lo arrojó al suelo y lo pisó hasta matarlo, tras lo cual lo escondió dentro de una campera en el placard de su casa.