De las siete especies de tortuga marina que hay en el mundo, tres están en peligro de extinción. Otras tres se encuentran en “estado vulnerable”. Y no hay datos confiables sobre la población de la que resta. Por esto, su pesca y comercio esta restringido en casi todo el mundo. Pero no en Nueva Guinea, donde trabajaba Arron Culling. En ese país, las tortugas marinas se pueden comprar en los mercado por 50 dólares. Esa era la cantidad de plata que pagaba Arron para salvarlas. Las cargaba en su camioneta, junto a un compañero de trabajo. Y las devolvía al mar.
“Encontré éstas por 50 mangos en un mercado local, manejé 5 kilómetros hasta el mar y las dejé ir”, posteó Arron en su cuenta de Facebook, junto a algunas fotos de las tortugas, a fines del año pasado.
Compraba tortugas marinas en un mercado en Nueva Guinea y las devolvía al mar
Compraba tortugas marinas en un mercado en Nueva Guinea y las devolvía al mar. Foto: Facebook Aaron Culling
En poco tiempo Arron y su mujer armaron la página “TurtlePower” (“poder tortuga”) en la misma red social. Recibían donaciones para comprar más tortugas y devolverlas al mar.
La página funcionó hasta febrero de este año, cuando Arron anunció que no trabajará más en Nueva Guinea por el momento. Sin embargo, prometió anunciar en la misma página cuándo vuelve al país, para seguir salvando tortugas.