El empresario inmobiliario Eduardo Constantini –uno de los coleccionistas más importantes de América Latina- marcó, con su última adquisición, un récord para un artista latinoamericano: desembolsó US$ 15.7 millones por “Baile en Tehuantepec” de Diego de Rivera, un óleo sobre tela -soporte infrecuente en la obra del mexicano- que mide 2,07 por 1,63 metros.
Si bien la adquirió ahora, el Rivera llegará al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires el año próximo, después de pasar por el Museo de Arte de Filadelfia -en octubre- y ARCO Madrid -en febrero-.
Costantini había fichado la obra hace veinte años, en una subasta en la que compró el Autorretrato con loro y chango de Frida Kahlo que hoy se exhibe en Malba y que, junto a Abaporu, de Tarsila do Amaral, y el Retrato de Ramón Gómez de la Serna, de Rivera, forman parte de lo más destacado de la colección de arte moderno latinoamericano del museo.
Baile en Tehuantepec, de 1928, es la obra más importante de Rivera en una colección privada fuera de México y se exhibió por primera vez en el MoMA en 1930.
El mexicano Diego de Rivera nació en la ciudad de Guanajuato en 1886 y se formó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En 1907, emprendió un viaje de perfeccionamiento a España con apoyo del gobierno de Veracruz. Luego, en 1909, viajó por París, Brujas, Gante y Londres, y en 1910 se instaló en la capital francesa, donde conoció a Pablo Picasso y el círculo de artistas cubistas, y también se reunió con otros artistas e intelectuales de vanguardia.
En 1920 viajó a Italia y conoció la monumentalidad clásica de los frescos del Quattrocento italiano. La fascinación que le provocó este arte fue decisiva para su período muralista, desarrollado en México un par de años más tarde.
Rivera regresó a México en 1921, convocado por José Vasconcelos –ministro de Educación del nuevo Estado revolucionario mexicano–, para formar parte del proyecto sociocultural propuesto por el gobierno. Empezó a trabajar en su primer mural en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México en 1922 y, en ese mismo año, se afilia al Partido Comunista.
En 1923 creó, junto con David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, entre otros, el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores, y comienza la etapa más prolífica del movimiento muralista mexicano.
Entre 1930 y 1933 se instaló con su esposa, Frida Kahlo, en Estados Unidos, donde pinta los murales del Instituto de Arte de Detroit –encargados por Henry Ford– y luego, en Nueva York, el mural del Centro Rockefeller, comisionado por la familia Rockefeller.
En 1937, el pintor gestionó ante el gobierno mexicano el asilo político de León Trotsky, a quien invitó a su propia casa, que compartía con Frida, conocida como la “Casa azul”.
Murió en México en 1957.