Romper la dinámica de una conversación que va subiendo de tono resulta poco probable. En el afán de continuar imponiendo un pensamiento o criterio se pueden traspasar límites y hasta rozar la posibilidad de vivenciar situaciones incómodas. Pero, ¿es posible dominarse ante una discusión? ¿Una persona puede mantener el control del diálogo aún cuando el otro no piensa del mismo modo?
Según Amy Cuddy, psicóloga de la Universidad Harvard, el error más común es tratar de convencer al otro. Resulta parajódico, ya que pareciera que el fin de una discusión está en el que el otro modifique su pensamiento y pueda situarse en la misma manera del que dice “tener razón”. Entonces sí, la persuasión es un arma que no debe utilizarse, ya que solo genera sensaciones negativas en el otro individuo.
“Aunque uno haya podido imponer sus ideas y conocimientos acerca de una situación puntual, casi nunca se gana una discusión. Renunciar a tener la razón es el primer paso para salir ganando porque a pesar de lo que se cree, las formas y el tono acreditan o desacreditan a una persona más que un buen discurso”, resaltó Cuddy.
En su libro Presence: Bringin You Boldest Self to You Biggest Challenges (Presencia: cómo llevar lo mejor de ti en tus mayores retos), Cuddy explica cómo los comportamientos y los pensamientos pueden afectar las emociones, y uno de ellos es el poder de la presencia.
Ella, que elaboró una famosísima charla TED sobre el poder que una simple postura puede ejercer ante una entrevista de trabajo, aseguró que es posible ganar una batalla verbal con un gesto tan sutil como prestar atención.
“Lo más importante en una discusión es vencer a la ansiedad, la impotencia y controlar la situación para lograr que sea productiva. Una de las formas más sencillas de hacerlo es dejar que el otro explique lo que piensa o lo que siente e intentar comprender por qué estamos metidos en esa discusión”, dijo Cuddy.
“Si la otra persona dice algo desagradable u ofensivo, como ‘creo que deberías morderte la lengua’, es importante tomarse un instante antes de responder”, explicó la psicóloga, quien detalló: “Responder de inmediato no permitirá hacerlo de la mejor manera. Sin embargo, si se deja pasar tal situación y recibir algo más de información sobre el auténtico motivo de la discusión, tal vez pueda posponer esa sensación y centrar los ánimos en lo que es realmente importante”.
Incluso aún sin recibir información nueva, escuchar los motivos que llevan a la otra persona a defender su postura y a estar molesta puede brindar otra perspectiva.
“Escuchar al otro no es cederle el poder, es darle la oportunidad de sentirse comprendido”, explicó Cuddy.
Cinco actitudes para “ganar” la discusión
Amy Cuddy detalló cuáles son las posturas que se deben tomar para facilitar el diálogo y evitar los conflictos desmedidos que puedan originarse en una discusión.
– Ante una discusión, un buen jefe primero escucha los argumentos y así puede entender con mayor claridad el origen del conflicto. La información es poder.
– Respetar las opiniones aunque no las comparta. No hay que burlarse del otro.
– Un buen líder no grita, ni descalifica. Equilibra sus emociones y no se deja llevar por los impulsos.
– Promover el diálogo.
– Un buen líder no trata de imponer, trata de comprender y sabe que escuchar y mantener una buena actitud es la fórmula que acaba teniendo la razón.