Los cambios de humor, síntomas de depresión, disminución de la libido, falta de energía y hasta de ánimo muchas veces están relacionados con una desregulación hormonal.
La médica clínica y endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) explicó que “los niveles de hormonas tiroideas repercuten en el estado emocional mucho más allá de los síntomas físicos; de hecho, cada vez hay mayor evidencia de que tratando las disfunciones, algunos trastornos psicológicos mejoran e incluso desaparecen”.
“Los síntomas físicos que acompañan esta problemática pueden identificarse. A estas señales se unen también un conjunto de alteraciones del humor que se deben tener en cuenta a la hora de valorar la enfermedad en su conjunto –puntualizó Rodríguez Zía–. La glándula tiroides participa en multitud de procesos y funciones de nuestro cuerpo y en consecuencia también en los procesos cognitivos”.
De emociones, energía y ánimo
La deficiencia de tirosina podría generar un cuadro de depresión. (Shutterstock) La deficiencia de tirosina podría generar un cuadro de depresión. (Shutterstock)
Las hormonas sexuales y la hormona tiroidea tienen una gran participación en las alteraciones de la personalidad. Esto se expresa primero en la adolescencia, cuando comienzan a aumentar, y luego se manifiesta en la menopausia femenina, cuando declinan.
Por otra parte, la libido está mediada por la testosterona, para hombres y mujeres. En ambos, a partir de los 45 años, comienza a mermar la DHEA, hormona precursora de la testosterona, segregada por la glándula suprarrenal. Este cuadro se denomina adrenopausia, y provoca un descenso (que no llega a ser una anulación) de la suprarrenal.
“Los hombres no padecen la carencia de la testosterona, porque tienen su principal fuente en los testículos. Sin embargo, en la mujer se nota su insuficiencia en la menopausia, porque genera una caída de su pulsión sexual. Esto no sólo se evidencia en las relaciones sino que también se representa con la falta de ganas y una leve depresión”, explicó la especialista.
Sin entusiasmo ni alegría
Las hormonas tiroideas pueden actuar a nivel del sistema nervioso central, modulando el número de receptores de la adrenalina, tanto en la corteza como en el cerebelo.
Por eso, la depresión que acompaña al hipotiroidismo se produce, en parte, por una deficiencia de adrenalina.
Asimismo, la serotonina cerebral disminuye en el hipotiroidismo y aumenta en el hipertiroidismo. De esta forma, los cambios en la concentración de serotonina intracerebral podrían explicar la sintomatología anímica de pacientes afectados por disfunción tiroidea y, en particular, por hipotiroidismo.
Por otra parte, “la deficiencia de tirosina podría generar un cuadro de depresión, en el caso de dietas extremas, porque se consumen muy bajas calorías y puede haber deficiencia de aminoácidos”, apuntó la especialista, quien detalló que “se trata de un aminoácido secundario que se sintetiza en el cuerpo a partir de la fenilalanina”.
Ya sea por falta de aminoácido por fallas del metabolismo de la fenilalanina a tirosina (fenilcetonuria), no puede llegar a tenerse niveles normales de dopamina ni de adrenalina, que son los neurotransmisores del entusiasmo, la euforia, la alegría y la libido. Por lo tanto, si hubiera falta de tirosina, ya sea por errores metabólicos, por una dieta exigente o por desnutrición, la depresión es la regla.
Cualquier persona puede padecer una disfunción tiroidea. Las consecuencias emocionales se reducirán si se realiza un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.