El bullying es mucho más habitual de lo que se cree. La estadísticas dicen que cada semestre unos 50.000 niños de toda España podrían ser acosados en el colegio. Pese a que el problema está de actualidad, y desde los años 70 se están realizando investigaciones al respecto, sigue siendo algo nuevo a lo que no siempre se sabe cómo hacerle frente. En realidad, salvar a un niño del acoso corresponde a los padres, a los propios profesores e incluso a sus compañeros de clase. Pero para hacerlo, primero hay que saber que efectivamente está siendo acosado.
Identificar el acoso escolar en los menores
No resulta en absoluto sencillo identificar el acoso escolar en los menores. De hecho, casi siempre hay que estar atento a los pequeños cambios de conducta que se perciben en los niños. Generalmente, cuando se sienten acosados por otros compañeros, buscan encerrarse en sí mismos y pasan más tiempo a solas del que habitualmente pasaban anteriormente. El silencio, el aislamiento y la tristeza son síntomas a los que hay que estar atentos, porque casi siempre están ocultando situaciones de malestar para los menores. No tienen porque ser directamente síntomas de acoso, pero sí desde luego de que algo no va como debería ir.
Una vez identificado que algo pasa, hay que actuar de frente al pequeño, mostrándole todo el apoyo y recordándole que su familia estará con él pase lo que pase. Esa sensación de seguridad es lo que se necesita para que el niño rompa el silencio. En la mayoría de los casos, los que sufren acoso se encierran en sí mismos porque piensan que contándolo y respondiendo a las preguntas de sus padres, las cosas no harán sino empeorar. Es por eso que resulta vital crear alrededor del pequeño un círculo de seguridad en el que pueda expresar todo lo que siente y por lo que está pasando.
Una vez identificado el problema se pueden hacer muchas cosas. La más sensata sería comunicárselo al centro para que tomen las medidas necesarias. Sin embargo, si se ha sufrido el acoso durante demasiado tiempo, quizás el pequeño no sea capaz de regresar con normalidad a su rutina, y puede que le vengan bien cambios como pensar en un nuevo centro escolar. En todo caso, se elija lo que se elija, nunca puede hacerse desde el miedo. El niño tiene que ser capaz de enfrentarse a ello sabiendo que hay soluciones y que no es normal lo que le han hecho pasar.
Las características que definen al acosador
El otro problema cuando se habla del bullying viene propiciado por los niños que acosan. En realidad, son pequeños que también merecen atención y cuidados aunque en ese caso estén actuando como los malos de la película. Hay muchas razones que pueden llevar a un niño a convertirse en un pequeño matón. Pero, generalmente, los problemas familiares, situaciones complejas de su entorno, o trastornos psicológicos suelen explicar la situación. Un niño que acosa puede hacerlo porque está llamando la atención del mundo, puede hacerlo por una falta de autoestima propia, o puede hacerlo porque encuentra divertido molestar a otros. Sea cual sea la razón por la que lo haga, es importante corregirlo cuanto antes para que ese comportamiento deje de existir. Si no se hace, el pequeño podría crecer pensando que es lo correcto, y será mucho más difícil pararle en la edad adulta.
Está claro que no es fácil terminar con el bullying y hay casos realmente dramáticos de acoso escolar. Sin embargo, estando atentos a los síntomas de cambios que presentan los pequeños, y manteniendo una conversación fluida, se pueden prevenir gran parte de los problemas. Tener a mano a la comunidad educativa y preguntar frecuentemente a los profesores también es una manera de enfrentarse a este problema.