El arte de la concentración, la meditación y el deleite tiene cada vez más adeptos. Y es que el mindfulness parece ser un remedio efectivo para acabar con el estrés y disfrutar del aquí y del ahora. Ikebana, el arte floral japonés es una de las ‘ramas’ (y nunca mejor dicho) del mindfulness y consigue los mismos efectos: relajación, meditación y deleite. Hoy os contamos cómo hacerlo, qué debes saber antes de practicar esta técnica y qué maravillas puedes crear con tus propias manos y un par de plantas y flores. ¿Quieres saber más sobre esta técnica milenaria? ¡Sigue leyendo!
Un poco de historia para entender qué es ikebana
Para hablar del arte floral japonés tenemos que remontarnos siglos y siglos atrás. Todo comenzó en el siglo VI cuando llegó el budismo a Japón. Con él llegó también la costumbre de ofrecer flores en el altar durante las ceremonias religiosas. Un sacerdote budista llamado Ono-No-Imoko, no estaba del todo de acuerdo con la manera en que se hacía. ¿Por qué ofrecer ramos, si éstos se pueden convertir en algo más bello y simbólico? Por eso, desarrolló una técnica que simbolizaba todo el universo.
El sacerdote realizaba diseños en los cuales las flores y las ramas se dirigían hacia el cielo y se disponían en tres grupos para representar el cielo, el hombre y la tierra. Sin embargo, pocos fueron los que siguieron sus enseñanzas. No fue hasta el renacimiento italiano cuando Japón experimentó un gran desarrollo artístico. Fue ahí cuando se desarrollaron algunas escuelas Ikebanas que han evolucionado y desarrollado nuevos arreglos y estilos formales de este arte floral japonés.
Desde entonces, en muchos templos y santuarios se muestran centenares de ejemplos de arreglos florales. Se colocan, junto con incienso y una vela en los Tokonoma (los nichos) y se diseñan para ser vistos de frente, debido a la estrechez de este cuarto. Los samuráis, cortesanos y monjes también ponían en práctica esta técnica durante el Hana Awase, un concurso de flores. Ésta es la primera prueba de arte floral japonés con normas estrictas y un método a seguir.
Cómo hacer arte floral japonés paso a paso
En el arte floral japonés se utilizan ramas, hojas, semillas, flores y frutos. Por eso, las creaciones que se diseñan acaban deteriorándose. Algo que, por cierto, añade valor a la obra por su carácter efímero y por ser reflejo del paso del tiempo.
- Las creaciones deben representar el triángulo Tai-Yo-Fuku (cielo-tierra-hombre).
- Además, se busca la armonía pero siempre desde la asimetría y la diferencia de tamaños y grosores.
- Las flores se clavan en un Kenzan, una especie de cepillo de púas que reposa sobre el recipiente lleno de agua (suele ser de cerámica).
- Es recomendable incluir en la composición una flor cerrada, un capullo o una semilla.
- Las flores, ramas o elementos que se utilicen, es preferible sean coetáneas al momento en que se crea el Ikebana. Es decir, que se cojan el mismo día que vas a empezar a crearlo y de un lugar cercano a tu casa.
- Los elementos vegetales sirven para representar objetos de la naturaleza. Por ejemplo, las rocas y las piedras se representan con ramas de pino y el agua con crisantemos blancos.
Una de las cosas más importantes del arte floral japonés es que todo (absolutamente todo) tiene un significado y una importancia determinante. Por ejemplo, los capullos abiertos, las vainas vegetales y las hojas secas representan el pasado, mientras que las yemas el futuro y las hojas lozanas el presente. Pero no solo puedes representar un tiempo determinado, sino también una estación o un estado de ánimo. Por ejemplo, la primavera se asocia a las creaciones con curvas pronunciadas y el verano con composiciones desplegadas y espaciosas.
Tipos de Ikebana
Ikebana Rikka, estilo clásico
- tiene origen religioso por lo que todos los elementos de la composición suelen dirigirse hacia arriba, hacia el cielo.
- El triángulo que se forma en la composición no debe rozar el recipiente
- Suelen contar con recipientes ornamentados, dorados o de cerámica decorada.
- Representan un pequeño jardín. Se debe seguir la naturaleza y dimensiones reales (a escala) de un jardín de verdad. Los troncos más altos en el centro, las ramas hacia los lados y las flores cerca del recipiente, cerca del tronco.
- Los elementos más destacados e importantes son el pino, que suele aparecer en el centro de la composición, los cedros o el bambú.
Ikebana Nageire, estilo naturalista
- Es menos estricto, más sencillo y tiene un resultado más informal
- Mientras que en el anterior estilo, los elementos se sujetaban al tronco central, en este caso las ramas pueden reposar sobre el borde del recipiente.
- No se cortan las plantas, en este caso se mantiene el tallo largo como símbolo del desarrollo natural de esa planta.
- Se pueden entrecruzar unas ramas con otras (en otros estilos cada especie tiene que brillar por separado y no cruzarse entre sí).
- El objetivo de las composiciones naturalistas es buscar la belleza de la manera más natural y menos artificial posible. De hecho, Nagerie significa ‘arrojar dentro’ y hace referencia a crear maravillas arrojando dentro de un jarrón elementos que, sin mucha intervención humana, luzcan de la manera más bella.
Ikebana Moribana, estilo occidentalizado
Y por último, os dejamos el tercer estilo en forma de vídeo. Se trata de un Ikebana Moribana, el estilo ‘occidentalizado’ del arte floral japonés. En él se da mucha más importancia a los colores, el follaje y las flores. Aquí podéis ver un ejemplo sencillo con explicaciones prácticas de cómo hacer uno paso a paso.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=LzxruXhAzIM]
¿Os unís a este arte milenario? ¡Anímate y cuéntanos qué tal tu primera experiencia con este arte floral japonés! ¿Cómo ha quedado tu Ikebana? ¡Esperemos os haya gustado! Y para terminar, os dejamos algunos consejos para decorar la casa con flores artificiales. No olerán tan bien como nuestros Ikebanas, pero seguro ¡duran mucho más!
Patricia Muñoz