Cómo es la unidad “Alacrán”, el grupo de élite de Gendarmería Nacional

Sólo 20 segundos le toma al grupo de operaciones de élite de Gendarmería Nacional, la Unidad de Fuerzas Especiales "Alacrán", ingresar en una estructura ocupada, neutralizar las posibles amenazas, rescatar a una persona capturada y volver a salir.

Fuertemente armados y en ropa de asalto, los “comandos” demostraron sus capacidades durante un simulacro de toma de rehenes organizado para los medios de comunicación en conmemoración de los 30 años del nacimiento de la Unidad.

El ejercicio táctico, organizado por el ministerio de Seguridad de la Nación, fue realizado en el mismo lugar donde tienen sus instalaciones y habitualmente entrenan, en la Región I de Campo de Mayo, en el partido bonaerense de San Miguel.

El Escuadrón “Alacrán” fue fundado oficialmente el 30 de mayo de 1986, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, aunque tuvo su bautismo de fuego exactamente cuatro años antes en la Guerra de Malvinas, cuando 40 miembros de la GNA con distintas habilidades especiales participaron del conflicto bélico, siete de los cuales murieron en combate.

“Es una unidad que perdió el veinte por ciento de su componente en guerra y nosotros llevamos el nombre, es muy difícil llevar en la espalda el nombre de un escuadrón de tamañas dimensiones”, explica acerca del “honor” de pertenecer a los Alacrán su líder, el comandante principal Fabián Manuel Salas (aunque exige que se lo llame “Manolo”, como lo identifican la tropa y sus allegados).

Histriónico y bromista, “Manolo” dirigió a un grupo de periodistas hacia “la casa caliente”, un inmueble especialmente acondicionado para el entrenamiento de lo que, en este caso, supone a un rehén al que hay recuperar con vida de una instalación resguardada por un grupo de personas fuertemente armadas.

Desde un entrepiso y con protección para la vista y los oídos, Télam pudo observar el simulacro: una acción perfectamente sincronizada durante la cual seis efectivos, dos por la ventana descolgándose del techo con sogas y otros cuatro en fila a pie por la puerta, arrojaron bombas de estruendo y neutralizaron a tiros distintos blancos.

Segundos después, salían del inmueble con la supuesta víctima, ya rescatada y en camino a un lugar seguro.

La misma acción se repitió varias veces pero para poder ser observada desde tres ángulos diferentes desde el exterior de la casa; entonces se descubría que en el operativo habían intervenido más efectivos, todos con una función específica.

Varios de ellos estaban al mando de una camioneta que acercó a los comandos y que luego extraería al rehén, otro en los techos colaborando con los que se descolgaron hacia el interior, dos tiradores camuflados al nivel del suelo a distancia dispararon a un hipotético guardia apostado en el lateral de la casa y finalmente otros dos francotiradores situados en un edificio que da a la parte trasera habían disparado a otro “delincuente” a través de una ventana de vidrio blindado.

“Se necesita información, el grupo de operaciones puede tenerla o no”, explicó el comandante del escuadrón, en referencia a la extensa y detallada programación necesaria para poder efectuar con exactitud y con mínimos márgenes de error cada una de las acciones como las que acababan de exhibir.

“Manolo” pidió que no se confundiera a los “Alacrán” con unos “loquitos tira tiros” y detalló que si bien la Unidad está entrenada para resolver situaciones relacionadas a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, tienen preparación para “la protección de la ciudadanía”, como por ejemplo llevar asistencia a poblaciones aisladas por una inundación.

El escuadrón, que entre otras acciones intervino en enero en la detención en Santa Fe y traslado de Víctor Schillaci y los hermanos Christian y Martín Lanatta, está integrado por 86 efectivos, todos hombres.

Cada uno de los ellos debió pasar pruebas de una exigencia extrema: según relataron las fuentes menos del diez por ciento de aquellos gendarmes que se inscriben consiguen superarlas.

Para demostrar la confianza total en las cualidades de sus subordinados, “Manolo” se paró junto al blanco de los tiradores y se mantuvo inmutable mientras uno de ellos disparaba desde una distancia de 50 metros.

“Se requiere una mentalidad muy distinta, una organización muy distinta. Esto nos permite con pequeños ajustes transformar los elementos para que puedan cumplir cualquier tipo de misión de seguridad compleja, conflicto bélico o brindar apoyo incondicional a la comunidad”, aseguró “Manolo”.

El líder precisó que todos los integrantes del escuadrón son expertos en paracaidismo, manejo de armas, combate, explosivos y técnicas anfibias, entre otras especialidades.

El líder de la Unidad manifestó que el Escuadrón “Alacrán” es “una fuerza distinta al resto”, que se ve reflejada en su participación de un evento anual llamado “Fuerzas Comando”, en la que desde 2004 representantes de las fuerzas de operaciones especiales de todos los países de América compiten en múltiples pruebas en las que ponen a prueba sus capacidades.

En la competencia de este año, realizada el mes pasado en Perú y con la octava victoria de los comandos de Colombia, la representación argentina quedó en séptimo lugar.