“Estamos perdiendo y desperdiciando 16 millones de toneladas de alimentos al año, lo que equivale a 365 kilogramos por persona al año, o un kilogramo por día por persona“. El autor de la frase es Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria, en el marco del lanzamiento de un programa de revalorización de los alimentos.
El integrante del ministerio firmó ayer junto a representantes de más de 40 entidades, cámaras e instituciones cartas de adhesión al Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos. El objetivo de la convención es formalizar la articulación y el compromiso institucional de las entidades a fin de contribuir a la atención de la problemática y la construcción de sistemas agroalimentarios sostenibles.
De acuerdos con datos extraídos sobre alimentación del Indec y sobre pobreza de la UCA, en comparación con la información vertida en la presentación del programa, se postula una ecuación que reduciría drásticamente la pobreza en el país. El resultado de la combinación de factores sugiere que se desperdicia más de la mitad de lo que necesitaría una persona para dejar de ser indigente. Según la canasta básica de alimentos del Indec, cada persona precisa 55,06 kilos de comida por mes para evadir el último estrato social: el equivalente a 1,8 kilogramos por día. El desperdicio de comida en el país asciende a un kilogramo por día por persona, el 55,6% diario que erradicaría a un ciudadano de la indigencia.
Si ese porcentaje interviniera en los informes de pobreza de la UCA, que establecen que el 17,4% de la población es indigente, el efecto sería la reducción a casi la mitad si la gestión de alimentos se optimizara. Un promedio que, a su vez, reduciría el nivel de pobreza, que en la actualidad se ubica en el 32,9%, a un porcentaje cercano al 8 por ciento. La eficiente gerencia de recursos alimenticios impactaría de manera transversal en la calidad de vida de los argentinos.
El movimiento que busca estimular el compromiso social y corporativo ante la desidia y la mala gestión de los alimentos fue celebrado también por toda la cadena agroalimentaria y referentes del sector. El respaldo ecuánime intervino desde organizaciones no gubernamentales, como la Red de Bancos de Alimentos Argentina, hasta prestigiosos chef nacionales como Narda Lepes, quien intentó con una frase estridente contextualizar la propuesta: “Con cada manzana que tiramos, se va agua, energía, suelo y mano de obra“.
El propósito de la unificación de proyectos obedece a la promoción de sistemas alimentarios eficientes y sostenibles. “No sólo tenemos el deber de producir más y mejor, sino también de darle un buen uso a lo que producimos”, agregó Roulet. Este programa nacional se fundó a través de la Resolución Ministerial N° 392/2015, con una estructura distribuida en tres ejes: Gobernanza y Alianzas; Investigación, Tecnología y Conocimiento e Información y Comunicación. Nace con la premisa medular de coordinar, proponer e implementar políticas públicas, en consenso y con la participación de representantes del sector público y privado, sociedades civiles y organismos internacionales que atiendan las causas y los efectos de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
En diálogo, Diego Sívori, quien firmó la carta de adhesión al programa, analizó la temática como fenómeno mundial: “La iniciativa pretende educar a toda la población. Es un tema a nivel mundial, número uno en prioridad de agenda que, además, promueve la utilización de alimentos de estación, emplear la menor cantidad de energía para hacerlos y realizar subproductos con los desperdicios”. El licenciado en Nutrición, responsable del segmento de salud en el programa Cocineros Argentinos y coordinador del Voluntariado en Nutrición de CBC de la UBA, puntualizó en el contexto nacional la incidencia del programa de gestión de alimentos: “Argentina es un país donde hay un 60% de sobrepeso y obesidad. Y a la vez, existe un 8% de población que tiene desnutrición crónica. Es decir: hay chicos que no alcanzan su potencial genético por no tener acceso a una alimentación adecuada en cantidad y calidad. El programa también intenta generar una reflexión al respecto: ¿cómo en el mismo país en el que hay gente que no tiene acceso al alimento también se desperdician comidas y se producen sobras?”.
En ese marco, quedó conformada la Red Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos y se presentó un proyecto de Ley para declarar el 29 de septiembre como Día Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos. Bajo tres hashtags, las redes sociales se hicieron eco de esta iniciativa. El pedido es: #NoLoTires, #NoTiroComida y #ValoremosLosAlimentos.