Cómo cuidarnos de los hongos en las piletas

Andamos descalzos porque creemos que no va a pasar nada, pero con el tiempo vemos cómo cambia el color y la forma de la superficie de las uñas. Que los hongos no te encuentren desprevenido.

Con el calor, los pies se deshacen de los zapatos, pero esa sensación de libertad, muchas veces, deja visible uñas amarillentas y engrosadas que se deben a una infección por hongos.

La onicomicosis es una afección de las uñas de manos y pies, que lentamente va alterando la lámina ungueal -la estructura traslúcida y dura que normalmente conocemos como uña y que está compuesta por queratina-, y provocando modificaciones en grosor, aspecto y color.

Los hongos se encuentran con más frecuencia en las uñas de los pies que de las manos. Cuando las micosis, es decir, las infecciones, provienen de la contaminación, el hongo más frecuente es el Trichophyton rubrum, que va tiñendo la uña de un matiz amarillo terroso o grisáceo y la torna gruesa. La infección puede ser en una o varias uñas y, generalmente, la más afectada es la del dedo gordo del pie.

“Se estima que padecen esta afección 700 millones de personas en todo el mundo”, afirma Nerea Landa, dermatóloga, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Las uñas se ven gruesas, astilladas, amarillentas y sin brillo. Se adquieren por contagio, habitualmente, en duchas o piscinas públicas al pisar con los pies descalzos, no protegidos, agrega.

“En cambio, cuando se produce alguna modificación en el sistema inmune por estrés físico o emocional, el hongo interviniente es la cándida, que transforma su biología en patógena”, explica Laura Szafirstein, dermatóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y de la Academia Americana de Dermatología.

En el caso de las onicomicosis por cándida, generalmente, se ven modificaciones en muchas uñas a la vez y presentan un color blanquecino. “Estas micosis también son responsables de provocar procesos de alteración y contagio a la piel vecina y a distancia, por eso, se pueden observar afecciones de la ingle o en la planta de los pies”, agrega Szafirstein.

Existen otros cuadros que también atacan las uñas y que simulan onicomicosis, uno de ellos, la psoriasis de las uñas. Por eso, debe realizarse un buen diagnóstico.

“Entre las medidas de prevención sobresalen el uso de zapatos que no compriman la lámina ungueal y que no generen aumento de la temperatura local. También, tener en cuenta los procesos en que puede haber alteraciones inmunológicas y otros como la diabetes, que predisponen a la infección por bacterias y hongos”, enfatiza Szafirstein.

Estas infecciones se tratan con lacas, spray, medicamentos orales y, ahora también, con láser.