Antes que nada, debes recordar que ladrar es natural para tu canino, ya que es su forma de comunicación tal y como las personas tenemos las palabras. Pero también es cierto que tú, como líder de la manada, debes controlar los ladridos de tu perro para que no se conviertan en una pesadilla.
Algunas razas son más ladradoras que otras. Además, según el umbral de tolerancia que tengas a los ruidos, tendrás que poner en práctica varias o algunas de las siguientes recomendaciones para evitar los ladridos de tu perro:
1. Corrige
Elige una estrategia para decirle al peludo que debe callarse cuando está ladrando demasiado. Puede ser una mirada, un sonido específico (por ejemplo un “no”) o una corrección física (dándole un toque suave con la mano). Una vez que el animal entienda que esa es la señal de dejar de ladrar, te será más sencillo lograr el objetivo.
Pero deberás tener en cuenta que quizás al principio se detenga por unos instantes y luego retome con su “canto”. Esto se debe a que su cerebro sigue estando alerta o continúa percibiendo alguna cosa que no está en su lugar. Igualmente no debes rendirte al primer intento. No olvides que las mascotas requieren paciencia y muchas repeticiones para que adquieran un hábito.
2. Interrumpe
Si tu perro ladra para llamar la atención, tú tienes que actuar en consecuencia. Esto significa que si tu mascota se pone frente a la nevera y ladra pidiendo comida cuando no es su hora, o si empieza con los ladridos cuando hablas por teléfono, te sientas a mirar televisión o hay visitas en casa, entonces deberás ponerle fin a esa actitud.
Otra técnica que te puede servir es ignorar los ladridos cuando son de este tipo. Lo más probable es que al cabo de unos minutos se canse y desista en su cometido. Si le “sigues la corriente”, el perro sabrá que de esa manera consigue lo que quiere y seguirá actuando así a diario.
3. Calma
Tanto tú como el perro debéis estar tranquilos para que el entrenamiento rinda sus frutos. Si te estorba el ladrido y encima de ello te enojas o frustras, será peor. No tendrás la capacidad para corregir el problema de conducta que tiene tu mascota. Además, debes tener en cuenta que los animales reflejan la energía de su dueño.
Por lo tanto, si estás irritable, él también lo estará. Pero si te encuentras relajado pero al mismo tiempo seguro de tus órdenes, él las tomará como corresponde y te hará caso. Respira profundo antes de descargar tu ira contra el peludo.
4. Reclama
Eres el líder de la manada, no lo olvides. Si el perro está ladrando al mismo objeto, situación o persona, acércate a ello para demostrar que estás a cargo. Reclama ese estímulo como si fuese propio y el animal se dará cuenta de que no tiene de qué preocuparse.
Usa tu cuerpo y tu actitud para construir una pared invisible por la cuál él no pueda pasar. Te sorprenderán los efectos que esto tiene en tu mascota.
5. Desafía
El ladrido de tu perro muchas veces está relacionado a un instrumento para liberar la energía reprimida. Entonces, ¿qué mejor que ayudarle mediante juegos y ejercicios para que drene toda esa efusividad? Saca a pasearlo todos los días aunque sea para dar la vuelta manzana, arrójale un balón o juguete para que lo busque… haz todo lo posible para que elimine el exceso de energía que ha acumulado.
6. Asesórate
No tiene nada de malo consultar con un profesional para que te ayude en esta tarea de educar a tu can, sobre todo si pasado cierto tiempo no puedes detener sus ladridos. Un veterinario o un entrenador pueden ser justo lo que necesitas. El mal comportamiento del animal debe llegar a su fin cuanto antes.