Cerdeña, Icaria, Okinawa, Nicoya y Loma Linda son cinco ciudades de países distintos y con culturas bien diferentes, pero están unidas por un rasgo en común: sus habitantes gozan de muy buena calidad de vida y altos índices de longevidad gracias a una dieta saludable. Están en Italia, Grecia, Japón, Costa Rica y Estados Unidos, respectivamente, y conforman el grupo de The Blue Zones (las zonas azules), que en los últimos años se convirtió en foco de estudio de la ciencia.
“Todas las dietas del mundo prescriben eliminar grasas, proteínas y carbohidratos y dicen lo que es bueno y malo, pero pierden de vista lo que realmente es sano y equilibrado. ¿No sería mejor ver cómo comen y viven las personas más longevas del mundo?”; reflexionó Tim Crowe, experto en The Blue Zones.
Su nombre, The Blue Zones, no responde a una explicación científica, simplemente es un término que se comenzó a utilizar cuando los investigadores estudiaban el área de pueblos de Cerdeña, en Italia, y los rodeaban en color azul sobre sus mapas. El concepto quedó y los interrogantes permanecieron a pesar de que el tiempo avanza. El mismo se estableció para definir a aquellas comunidades en donde las personas más ancianas y sanas del mundo dan las mejores lecciones sobre cómo alimentarse. ¿La respuesta? De manera saludable y sensata.
“Podría haber muchas más, cualquier país o comunidad puede convertirse en una blue zone porque no se trata de áreas predispuestas a ello genéticamente”, advirtió Crowe, quien detalló que “Loma Linda es la más desconocida porque no tiene nada que ver con el territorio en el que se encuentra: es totalmente diferente al resto de California, sus habitantes viven 10 años más que el resto de los estadounidenses”.
No se persiguen modas ni restricciones. Solo algo tan fácil y certero como la coherencia, alcanzable y apetecible, en donde beber ocho vasos de agua a diario puede convertirse en algo tan natural como cepillarse los dientes antes de irse a dormir. También prescindir del pan blanco, comer carne nada más que dos veces por semana e incorporar semillas y especias a la alimentación.
La dieta
Los pilares que se acomodan a los costados de la dieta son la actividad física y el ocio, pero sin abusar de los dispositivos móviles. Los planes no fueron diseñados para ser tratados como un régimen sin deslices, pero sí fueron para que los vegetales sean prioridad.
El pescado y los lácteos tienen su lugar, pero con moderación. La clave madre radica en lograr que los productos que se incorporen sean la base de la dieta y se puedan cultivar en la propia tierra: legumbres, verduras, frutos secos, frutas tropicales, arroz, entre otros. “En ninguna de las comunidades eliminaron el alcohol, sino que toman vino tinto de forma sana y moderada. Además, comen solo hasta estar saciados y encontrarse bien, no se llenan”, explicó Crowe.
El famoso entrenador y nutricionista canadiense Harley Pasternak, autor de La dieta de los 5 factores, viajó a los países más saludables del mundo para aprender sobre lo que hizo que sus comidas sean súper nutritivas. Y encontró un factor que, según él mismo, también está en la Argentina, lo cual podría funcionar como punto de partida para desarrollar mejores hábitos alimenticios. “La mayoría de las rutinas alimentarias saludables del mundo hacen de las comidas todo un evento -grandes mesas familiares alrededor de una cena acompañada con una o dos copas de vino tinto en un largo almuerzo- en contraposición con la costumbre moderna de comer apresurados, ‘de parados’ en la mesa de la cocina y llamar a eso una cena”.