Esa persona que se muerde las uñas de manera intermitente. Aquel que termina de meterse el último bocado de comida en la boca y va a lavarse los dientes. El que se cree un súper héroe y ostenta de sus habilidades frente a sus amigos al abrir una botella con sus muelas. Hay varias actividades habituales que resultan una amenaza directa para la buena salud de la dentadura.
“Todo consiste en saber cuidar el esmalte dental. Esa capa nos ayuda a proteger a la boca de la llamada placa bacteriana para así mantener protegidos a los dientes. Hay muchas prácticas comunes que se disfrazan de una buena acción para la salud bucal, pero en realidad son perjudiciales”, explicó el odontólogo Jorge D’Amato.
Se sabe que fumar o rechinar los dientes perjudican la salud bucal. Sin embargo, hay otras actividades que para la mayoría de la gente aparentan ser saludables, pero en realidad generan un efecto contraproducente.
Cepillarse justo después de comer
Quizás se trate de uno de los errores más habituales. La mayoría de los adultos enseñan a sus hijos a cepillarse los dientes justo después de la comida, pero la realidad es que hay que esperar al menos media hora después de comer para hacerlo.
Hay ciertos alimentos, como las bebidas alcohólicas, las gaseosas o las golosinas, que tienen un alto contenido de ácido. El problema surge a raíz de que el esmalte dental pierde calcio en su contacto inmediato con ese ácido y hace que el diente estuviera más blando. Por ende, el cepillado empeora ese escenario.
Los especialistas recomiendan aguardar entre 30 y 40 minutos a que el ácido se neutralice y que el calcio vuelva a pegarse al esmalte dental para luego sí, iniciar el cepillado.
Usar los dientes como abridor de botellas
“El hábito de utilizar la dentadura como una herramienta para mover o quitar objetos sólidos es una de las prácticas más perjudiciales para los dientes”, explicó D’Amato.
Muchos jóvenes utilizan sus muelas para, por ejemplo, abrir una botella de cerveza. Esa práctica fractura directamente las piezas dentales. Algunas de esas roturas aparecen en formas de fisura y ni siquiera se ven, pero el daño ya está hecho.
El modo del cepillado de dientes
Hay una corriente de odontólogos que afirma que el cepillado horizontal daña demasiado el esmalte y que la mejor opción a seguir es la de movimientos circulares.
En lo que acuerdan la mayoría de los especialistas es en seguir el método de separar la boca en cuatro partes y cepillar con esmero cada sección desde la encía hasta el diente. También es recomendable cepillar la lengua y cambiar el cepillo cada dos o tres meses.
Comerse las uñas
Ésta es otra de las peores acciones respecto a la higiene bucal. La concentración de bacterias en la punta de los dedos puede trasladarse a la boca y causar algún tipo de infección dental. Además, la constante fricción con la solidez de las uñas también atenta contra el esmalte protector.
Las piletas públicas
El alto nivel de cloro ayuda a mantener el PH de las piletas, pero también puede llegar a ser perjudicial para la salud bucal. El compuesto es una amenaza para el esmalte de las piezas dentales y, de no tratarse a tiempo, puede llegar a afectar a aquellas personas que naden durante algunas horas diarias.
La recomendación de los expertos, para ese caso, es apelar a una pasta dentrífica con flúor o un enjuague bucal.