Celeste Cid fue la “estrella” elegida para ilustrar la tapa de la revista GENTE de esta semana. Motivos sobran: después de un tiempo alejada por su maternidad, volvió a la TV y se luce como protagonista en la tira que ya es el éxito del año, Las Estrellas, en El Trece. Además, a sus 33 se animó a incursionar en el mundo de la moda -tiene su propia marca- y al mismo tiempo navega las difíciles aguas de la adolescencia con su otro hijo, André, de 13 años.
De todo esto habló Celeste en la nota, pero lo más llamativo fue su reflexión sobre sus años “más difíciles”. Como nunca, la actriz se abrió sobre su pasado con las drogas, en el que tocó fondo. Estuvo internada dos veces, en 2009, en una comunidad terapéutica y en 2011 en un neuropsiquiátrico, a donde llegó por excitación psicomotriz.
“Fue una hecatombe. Me perdí en el afuera, en los veintipico, ese lapso de crisis y rupturas. Y me desconecté de mí misma y de todo lo demás. Porque lo que viví no fue joda y rock & roll, sino el momento más triste de mi historia. Fueron tiempos de duelo. De “duelear” fantasmas personales y temitas familiares”, comenzó.
“Ya no me avergüenza. Al principio, cuando estaba internada, con lo jodido que implica esa enfermedad (por la adicción) y extrañando mucho a mi hijo, salía esquivando fotógrafos y autos que me seguían. Eran momentos de tener la mirada en el adentro; no quería que me invadiese cualquier otra. Con el tiempo, empecé a responder consultas de personas en las redes sociales o de amigos, que me preguntaban si tal o cual lugar había funcionado”, explicó sobre su nueva apertura en el tema.
Luego Celeste reveló que en uno de los lugares donde recibió tratamiento le indicaron que debía tomar medicación para el resto de su vida, pero ella se negó. “No soy una persona que necesite vivir ‘empastillada’. Busqué otros recursos. Siempre deberé estar atenta a las conductas. Y soy atenta”, confesó y dijo que apeló a terapias alternativas, como el mindfullness.
Más allá del pasado, lo de las drogas es especialmente importante ahora que su hijo mayor, André, atraviesa la adolescencia. “Tengo claro que cuando pasa algo así en la familia afecta a todos: hacia atrás y hacia adelante. Sabe que lo que viví es un bajón. Que pasó. Y que lo importante está acá: eso es su mamá”.
En otro tramo de la entrevista, Celeste habló de su delgadez, que llamó la atención en Las Estrellas, especialmente en las escenas subidas de tono que comparte con Esteban Lamothe. Hay una explicación: “Tiene que ver con la teta y la alergia de Antón a la lactosa. Vivo a frutas y verduras, como en la jungla. En casa hacemos hasta la leche de almendras, con dátiles para endulzarla y esencia de vainilla”.