cayó “Guchi”, el presunto cerebro de violentos secuestros en el conurbano bonaerense

La detención se produjo en un asentamiento de La Matanza

Irónicamente, ahora todo depende de las víctimas. En una rueda de reconocimiento que ocurrirá mañana por la mañana en una dependencia de los tribunales de Morón a pedido del fiscal federal Sebastián Basso, Walter Sebastián Santillán, alias “Guchi”, de 27 años, estará del otro lado de un vidrio para que dos familias que presuntamente secuestró lo exculpen o lo incriminen.

De baja estatura y cara regordeta, “Guchi” fue detenido en su casilla sobre la calle Abdala, en los márgenes de la Villa San Petersburgo en La Matanza, el jueves último a las 6 de la mañana, en un operativo a cargo de la DDI de la jurisdicción junto al grupo de Apoyo Departamental de la Policía Bonaerense tras un mes de inteligencia y trabajo de campo. Sorprendido junto a su mujer por casi 20 efectivos vestidos de negro, Santillán no tuvo demasiadas opciones para correr. En sí, su casa, que tenía en su puerta viejas marcas de tiros, no era el problema: la pequeña vivienda que había detrás en la propiedad fue lo que atrajo la atención de los investigadores. No era su depósito de herramientas o algo por el estilo, sino un presunto “chupadero” para guardar a sus víctimas. Para los investigadores, Santillán no sería solo el autor material de varios secuestros, sino también el cerebro encargado de la inteligencia y la logística.

“Guchi”, en el expediente a cargo del doctor Basso y su equipo en la Fiscalía Federal N°1 de Morón, está acusado por dos hechos. El primero ocurrió en marzo último: un oficial de la Policía Bonaerense, casualmente también del Grupo de Apoyo Departamental, fue raptado junto a su mujer para llegar a la villa San Petersburgo y ser liberado poco después. El segundo secuestro fue algo más reciente y no menos temerario. A comienzos de este mes, Santillán y su banda habrían capturado a un jubilado, su esposa y su nieta de 17 años a punta de fusil FAL tras salir del country La Martona en Cañuelas. Los testimonios de las víctimas indicaron una notable capacidad logística, con ocho delincuentes equipados con handies. También fue un hecho de notable violencia: el abuelo fue golpeado hasta terminar con una mano quebrada. Tras un pago de 15 mil dólares, las tres víctimas fueron liberadas en Monte Grande.

No son los únicos secuestros de los que se los sospecha; una fiscalía federal de Lomas de Zamora busca también a “Guchi” y su banda por varios casos, en un flujo de información compartido a través de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos recientemente relanzada por el MPF. Otros informes lo ligan a una tentativa de rapto también ocurrida este año, en donde se lo habría visto con un FAL en la mano mientras trataba de llevarse a una familia completa a bordo de una Volkswagen Amarok.

La Policía Bonaerense no ingresó únicamente en su casa en la villa San Petersburgo; otros 18 puntos en zonas como Isidro Casanova, de donde es oriundo “Guchi”, también fueron allanados. El resultado reveló el gusto del grupo por las armas de alto poderío; se encontraron una pistola calibre .40 con la numeración limada y un revolver calibre .380. También, hubo en la lista joyas de oro, una moto Yamaha, un cuatriciclo Tibo y 26 celulares que serán peritados para determinar los lazos y contactos de la banda. Pero lo más sorprendente de todo fue el disfraz y la estrategia que la banda de “Guchi” habría usado para sus delitos.

En la casilla del fondo, se encontraron dos chalecos antibalas, conos lumínicos y una gorra similar a las que usa la Policía Bonaerense. Así, la banda, según voces policiales, simulaba realizar controles viales para detener automóviles y luego comenzar el secuestro, en la mayoría de los casos con un pedido de rescate relativamente bajo para asegurarse el cobro.

A “Guchi”, su situación judicial no lo ayuda: ya había recibido una pena de ejecución condicional en 2011 por robo y asociación ilícita en un tribunal porteño. El fiscal Basso lo indagó el día después de su detención; Santillán se desligó, según apuntan fuentes de la investigación, de la casilla del fondo. Dijo que le pertenece a su hermano mayor, alias “Fiorela”, hoy prófugo y buscado por la Policía Bonarense. En el operativo del jueves se encontró otra sorpresa: un Citröen DS3 valuado en 350 mil pesos, una rareza para el paisaje de la San Petersburgo presuntamente pagado con plata producto de secuestros. Su dueño no sería otro que “Fiorela” mismo.