El fiscal federal Eduardo Taiano recibió ayer la pericia de la Gendarmería Nacional que probó el asesinato de Alberto Nisman. Se trata de un informe de más de 200 páginas que describe los golpes que recibió el fiscal federal antes de morir, cómo fue debilitado por la ingestión obligada de ketamina, la manera de ingreso de la bala asesina que descarta el suicidio y propone una nueva ventana de tiempo del homicidio, que coloca en una difícil situación penal al técnico informático Diego Lagomarsino.
Los golpes fueron en vida, porque dejaron moretones. Y esto sucede cuando aún hay irrigación sanguínea. Un golpe fracturó la nariz de Nisman y el otro impactó en la zona subhepática. Un dato clave: con una tecnología moderna, los peritos observaron cuadro por cuadro el video de la autopsia, y ahí descubrieron que alrededor de los ojos había señales de hemorragia. Esa hemorragia se produjo por el golpe en la nariz.
Desde la perspectiva secuencial del asesinato, los sicarios primero le rompieron el hueso de la nariz y luego lo ejecutaron. Arribaron a esta conclusión porque el disparo entró en el cráneo y le causó una rajadura, que concluye cuando fue detenida por el hueso roto de la nariz.
Todos los peritos, incluidos aquellos que contrató Lagomarsino, sostiene que el disparo fue de derecha a izquierda, de atrás hacia adelante, de abajo hacia arriba y con un ángulo de 10 a 12 grados.
Respecto a la ketamina, fue encontrada en los tejidos, lo que implica descartar la contaminación del cuerpo. Asimismo, la ketamina no estaba metabolizada, sino que aparece en estado puro. Es decir: fue suministrada por los asesinos momentos antes del deceso, ya que no hay indicios de ingestión en horas previas. De esta manera, la pericia de la Gendarmería descarta que Nisman uso la ketamina como pasatiempo.
El informe que recibió Taiano es crucial en cuanto a la hora del crimen. Para los peritos de la Corte Suprema, Nisman murió en la mañana del 18 de enero de 2015. Para los peritos de la Gendarmería, en cambio, el fiscal fue asesinado a la madrugada del mismo 18 de enero (3 AM), aunque dejan abierta una ventana temporal de entre 24 y 36 horas antes de la autopsia.
Este dato de la muerte fue realizado a través de un procedimiento conocido como semiología cadavérica, que permite analizar los signos de putrefacción del cuerpo. Entonces, desde este marco pericial, la muerte podría haber ocurrido cuando Lagomarsino estaba en la Torre Le Parc (sábado 17 de enero, cerca de las 20.00).
En el expediente de la muerte de Nisman, hay una mancha que se la conoce como “la franja”, que es un largo trazo de gotas de sangre que se ubicaron sobre la mesada del baño. Por el volumen de esas gotas de sangre, se pudo precisar la altura de su caída, desde el cuerpo del fiscal federal. Y los patrones periciales determinaron que no pudieron gotear desde el metro ochenta que Nisman tenía como altura, sino desde una postura más abajo. De esta forma, se prueba que Nisman fue asesinado de rodillas frente a la altura de la mesada del baño.
La pericia también avanza sobre los movimientos ejecutados por los asesinos de Nisman. En este punto, tras una serie de simulaciones con un gendarme de la misma estatura del fiscal, se determinó que uno de los sicarios disparó, descartó la Bersa 22 de Lagomarsino y abandonó la escena del crimen (el baño), mientras que el otro sicario acomodaba el cadáver en el piso.
Las manchas de sangre, halladas en la puerta del baño, tienen un papel muy importante. Hay una mancha dejada por los cabellos con sangre del fiscal, y otra que rompe esa línea lógica de recorrido y se transforma en una J. Esto significa que la mancha proveniente del cadáver de Nisman se corta abruptamente, porque uno de los asesinos abre la puerta y modifica su trayectoria. Y es causado por uno de los asesinos, porque ya estaba seca cuando la madre del fiscal y el médico de Swiss Medical ingresaron al baño.
Con la pericia de la Gendarmería, el fiscal Taiano dispondrá una serie medidas que apuntan a encontrar a los responsables del crimen. En Comodoro Py, se inclinan por un comando local que actuó en zona liberada.