Hace tres días que nadie sabe del paradero del arrepentido “testigo E”, quien fue clave en el caso Maldonado. Fue la persona que dijo primero haber visto cómo los gendarmes se llevaban a Santiago Maldonado del río Chubut y luego se desdijo y dio el dato preciso de la ubicación del cuerpo encontrado el 17 de octubre.
Tal como adelantó Clarín, el “testigo E” confesó hace pocos días a la Justicia y a otros compañeros de Resistencia Cushamen que, en realidad, mintió, y que vio a Maldonado perderse en el agua después de haberle soltado el brazo. Solo.
En las oficinas de la Justicia Federal y de la fiscalía de Esquel no saben de su paradero y tampoco se ha reportado a pesar de que días atrás habría llamado para reclamar “su plata”. La única pista que ha dado en las últimas horas son algunos posteos en su cuenta de Facebook. En uno de ellos puede leerse sugestivamente una frase de la banda Las Pastillas del Abuelo: “Sabés que miento siempre que hay una buena ocasión”.
Clarín ha podido identificar a esta persona y a través de sus allegados conoció dónde se mantendría oculto. Un barrio enclavado en una montaña y de difícil acceso vehicular. “Está muy atemorizado, cag… en las patas, tiene miedo de que el RAM u otros le hagan algo ahora que habló”, cuenta una fuente cercana.
La madre y la hermana del “testigo E” viven en El Bolsón, pero él estaría radicado en Esquel, donde se alojaba en la casa de familiares.
El “testigo E” tiene entre 17 y 18 años y siempre fue esquivo a mantener una comunicación fluida, cuentan. Su relato resultó la base argumental de la familia Maldonado, el kirchnerismo y de distintas organizaciones de Derechos Humanos para acusar de desaparición forzada al Estado nacional.
En medio de una crisis emocional, “E” se desdijo y reconoció que no vio a Santiago Maldonado en las manos de los efectivos de Gendarmería, de acuerdo a un informe clasificado al que accedió este diario.
En su nueva versión contó que mientras cruzaban el caudal el artesano le pidió que lo soltara del brazo – “Siga usted peñi, no puedo más, yo me vuelvo”– y que al llegar a la orilla, volvió la cabeza y Maldonado ya no estaba. Peñi significa compañero. La gente del RAM lo obligó, dijo, a que acusara a los gendarmes.
Sin embargo, le quedó un oscuro premio consuelo: conocía la ubicación aproximada del cuerpo y así se lo habría hecho saber a funcionarios judiciales con el propósito de cobrar los 2 millones de pesos que se ofrecían como recompensa a quien aportara datos fehacientes para encontrar a Maldonado.
El hallazgo
El 17 de octubre, durante un operativo ordenado por el Juez Gustavo Lleral, fue descubierto el cuerpo del artesano a unos 110 metros de la llamada Zona Cero del Pu Lof, Cushamen.
El rastrillaje en cuestión ya había sido sugerido al magistrado por los buzos de Prefectura y ambos elementos coincidieron. Finalmente fueron los buzos quienes dieron con el cuerpo “flotando entre ramas y vegetación” en una de las márgenes del Río Chubut y no debieron intervenir los perros de las Brigadas Caninas especialistas en rastrear olores en el agua, tal como se dijo al principio.
El “testigo E” habría estado presente y algunos sostienen que se subió a una de las embarcaciones junto con el otro testigo de la causa, Matías Santana, el día del hallazgo. Este militante del RAM todavía sostiene su versión original en la que relata que observó desde una loma a los agentes que atraparon y golpearon al tatuador. Es el que dijo que utilizó binoculares.
Por su lado, al menos una vez durante la semana pasada, “E” se comunicó con la Justicia para reclamar su dinero. Desde el viernes su dirección es toda una incógnita y su teléfono no contesta, indican sus allegados.
Este joven se convirtió en el testigo más importante del caso Maldonado porque contó que estuvo con el artesano durante la huida. Su testimonio fue tomado por los abogados Fernando Cabaleiro, de la ONG Naturaleza de Derechos y Carlos González Quintana, de la APDH de Córdoba, en la primera semana de septiembre.
El informe
Los juristas le enviaron un voluminoso informe de 81 paginas, con cinco testimonios protegidos, en los que se apuntaba a Gendarmería Nacional y a un “claro” caso de Desaparición Forzada, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el 22 de septiembre.
El “testigo E” era el quinto de estos relatos protegidos. De ahí su identificación con la quinta letra del alfabeto. Pero después de que se dio a conocer que el joven había mentido, desde la APDH decidieron despegarse rápidamente del relato y de las circunstancias en que se grabó. En la Justicia Federal y en la Fiscalía de Esquel también hay voces que niegan que el testimonio tenga peso y advierten que no forma parte del expediente principal, aunque fue determinante para hallar el cuerpo en el río.
En el documento dirigido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que tuvo un impacto no menor en la imagen de la Argentina en ese organismo internacional, se le otorga un protagonismo definitivo a los dichos de “E”. El informe apunta sin dejar espacio a la duda a que se trata de una detención ilegal por parte de las fuerzas de seguridad.
“Sobre este testimonio hacemos saber que es el más importante. Aún no ha declarado ante la Justicia por temor a represalias. Hemos instado a que se presente a declarar ante la justicia y como aseguramiento de sus dichos que hacen a la verdad de los hechos, transcribimos de su testimonio – a los efectos de preservarlo- solo el momento de la desaparición de Santiago Andrés Maldonado, que lo tuvo como testigo principal”, arranca el texto que incluye otros testimonios y un repaso de los “hechos” en una visión muy sesgada de parte de los abogados.
“Nos señala que el 1 de agosto de 2017, al momento que la Gendarmería Nacional ingresó con Santiago, deciden cruzarlo, pero a esa altura del río, tenía una parte profunda, donde la única manera para cruzarlo era a través de un nado de metros -continúa el informe-. Según el “Testimonio E” Santiago no sabía nadar, entonces trata de tomarlo para ayudarlo a cruzar el río. Mientras eso sucedía los gendarmes efectuaban disparos contra ellos. La acción de cruzar el río se dificultaba bastante, entonces Santiago le dice al “Testimonio E”: “Siga usted peñi, no puedo más, yo me vuelvo”. Entonces ahí el “Testimonio E” lo suelta. Así Santiago vuelve a la ribera del río y trata de meterse en un arbusto. El “Testimonio E” refiere que Santiago se encontraba totalmente mojado. La temperatura era muy baja y el agua del río extremadamente fría. Asevera que nunca llegó a cruzar el río”, continúa.
“La situación del cruce del río es observada por una decena de gendarmes que se encontraban sobre el alto de la barranca. Tres de ellos bajan hasta el arbusto donde estaba Santiago gritando “acá tenemos a uno”, a su vez, el “Testimonio E” escuchó un escopetazo. El “Testimonio E” señala que esos tres gendarmes lo arrastran con golpes hasta lo alto de la barranca donde se encontraba el resto de los gendarmes. Asevera que lo suben a una Unimog. Esa fue la última vez que lo vio a Santiago.
La parte de ese relato en la que los gendarmes se llevan a Maldonado es la que ahora E desmiente. Pero su testimonio acerca de los últimos instantes de Santiago queda en pie y fue clave para encontrarlo en el río, muy cerca de donde él contó haberle soltado la mano.
Clarín habló con el abogado González Quintana, quien negó haber entrevistado al testigo E a pesar de los documentos que certifican que él mismo fue quien recolectó los testimonios y envió a los Estados Unidos el informe final de 81 páginas.
Allí dice, además, que “el lonko de la comunidad, Facundo Jones Huala, está detenido arbitrariamente”, y que “su situación es idéntica a la de Milagro Sala”. También aseguró que iniciaría acciones legales contra el periodista y contra el diario por haber accedido a un “documento secreto”.
“Van a tener que dar explicaciones”, indicó al tiempo que recordó que toda la conversación estaba siendo grabada a modo de advertencia.
El joven “testigo E”, por estas horas oculto en un barrio de la montaña, es familiar directo de otro joven que murió hace cuatro años en Bariloche. Nunca fueron esclarecidos del todo las circunstancias de su muerte que ocurrió en el lago Nahuel Huapi. La familia siempre argumentó que había sido ahogado por policías locales.
Por Claudio Andrade