Las nuevas pruebas de ADN ordenadas por el fiscal que investiga el crimen de Nora Dalmasso corrieron del centro de las sospechas al empresario Miguel Rohrer, alias “el Francés”, y en cambio volvieron a complicar al viudo Marcelo Macarrón, único imputado por el asesinato de su esposa.
Fueron 14 ahora las muestras analizadas y la conclusión no dejó lugar a dudas. “No hay evidencia de Rohrer en la escena del crimen”, afirmó ante los medios el fiscal Daniel Miralles con los resultados enviados por el Instituto de Genética Forense de Córdoba y todo indica, que pretende elevar la causa a juicio.
Hace unos meses Miralles recibió también informes pedidos a Uruguay sobre la famosa “ventana” de ocho horas durante la madrugada del 25 de noviembre de 2006 en la que nadie vio a Macarrón. Si lograran demostrar que fue tiempo suficiente para que viajara a Río Cuarto, la asesinara y volviera a Uruguay, donde jugaba un torneo de golf, pondrían en jaque su coartada.
El fiscal avanza de esta forma con su hipótesis y asegura: “La presencia genética de Macarrón es muy grande en la escena del crimen, lo que lo coloca como el principal sospechoso”. El próximo paso es la reconstrucción virtual en 3D que realiza la Policía Judicial cordobesa que estaría lista para sumarse a la investigación en unos 40 días y permitiría establecer los movimientos del criminal y la mecánica del asesinato.
Las sospechas sobre Rohrer las había instalado el propio hijo de Nora, Facundo, en su última declaración al revelar un supuesto vínculo sentimental entre el empresario y su mamá.
EL CASO
El 26 de noviembre de 2006 encontraron el cuerpo de Nora, desnudo y boca arriba sobre la cama de su hija en su casa del barrio Villa Golf. Había sido ahorcada con el cinto de una bata y tenía dos lesiones por defensa: un golpe en el codo y otro en la cabeza
El primer imputado fue Rafael Magnasco, señalado por los rumores como el amante de Nora; después imputaron al “perejil” Gastón Zárate y por último al propio hijo de la víctima, Facundo Macarrón.