Si bien el tabaquismo constituye el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer de pulmón, hoy se sabe que un porcentaje se origina por alteraciones genéticas en las que nada tiene que ver la condición de fumador.
Por ello, los especialistas destacan la importancia de estar alerta a algunos síntomas que podrían hacer sospechar la enfermedad, como por ejemplo la aparición de tos o cambios en la tos habitual, falta de aire o falta de apetito, todas condiciones generalmente atribuidas a situaciones de estrés o a estados gripales.
En nuestro país, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud de la Nación, solamente en 2015 se registraron 9970 muertes por cáncer de pulmón, incluyendo también las neoplasias de bronquios y tráquea.
En cuanto a la relación por género, mientras que hasta hace relativamente poco tiempo se presentaba con mucha mayor frecuencia en los hombres, esa tendencia se está revirtiendo: cifras del Instituto Nacional de Cáncer de la Argentina indican que sobre 11.
244 nuevos casos diagnosticados en 2012, 7690 correspondieron a hombres y 3554 fueron mujeres, lo que muestra que de cada 3 pacientes diagnosticados uno es una mujer.
Si bien entre los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer de pulmón se encuentran principalmente el tabaquismo y luego padecer EPOC o tener antecedentes en la familia de cáncer en general, y sobre todo de cáncer de pulmón en particular, existe un grupo de pacientes, entre el 10 y el 15% del total, que jamás ha fumado o que son ex fumadores y que no presentan ninguno de estos factores de riesgo.
Por eso, los especialistas insisten en la importancia de la visita periódica al médico y en la atención de algunos síntomas que, pese a que no siempre se presentan y que podrían corresponder a cualquier otra condición, también en ocasiones son manifestaciones del cáncer de pulmón.
Entre ellos, se destacan la tos o cambio en el tipo de tos, falta de aire o falta de apetito, situaciones generalmente atribuidas a la edad, el estrés o a estados gripales. Otros signos a los que también recomiendan estar alerta son esputos con sangre, dificultades para respirar, infecciones frecuentes en los pulmones, ‘pitidos’ o ruidos al respirar, ronquera o cambios en la voz, sensación de que la comida se queda detenida en el tórax, bultos o masas en el cuello o en la clavícula, fatiga, pérdida de peso y dolor de huesos.
La importancia del screening
La doctora Claudia Bagnes, médica oncóloga y Jefa del Servicio de Oncología del Hospital General de Agudos Enrique Tornú, explicó que “en algunos países se está evaluando la realización de un screening (chequeo) masivo de cáncer de pulmón, que consistiría en una tomografía computarizada de pulmón una vez, exponiendo al paciente a bajas dosis de radiación, y luego su repetición anual según los factores de riesgo de cada individuo y al criterio médico. En Estados Unidos, ya se está haciendo y es un tema que está discutiéndose en la comunidad médica mundial”.
El gran problema es que es una enfermedad que no da síntomas, o éstos son muy confundibles con otras patologías, hasta tanto el cuadro está avanzado. “Lamentablemente, en el 70% de los casos llegamos al diagnóstico en un estadio local medianamente avanzado o avanzado, y pese a que en la actualidad contamos con un abanico de terapias disponibles muy efectivas, cuando llegamos tan tarde el pronóstico suele ser menos alentador”, afirmó la especialista.
Entre los distintos esquemas generales de tratamiento, además de la cirugía y la radioterapia, hoy se cuenta con 4 grandes grupos terapéuticos: la quimioterapia convencional, las terapias blanco específico, la inmunoterapia y la combinación de una o más de estos grupos de drogas.
La elección de la terapia dependerá del tipo específico de cáncer de pulmón con el que nos enfrentamos. Para su determinación, es indispensable llevar adelante una biopsia del tumor, porque este procedimiento permite conocer el subtipo de cáncer de base, y su repetición luego de falla a un tratamiento brinda a los especialistas información sobre cómo ha evolucionado el tumor y para los casos en los que haya mutado, indicará nuevamente cuál es el tratamiento más indicado para esta nueva situación.
En opinión de la Bagnes, “hasta hace algunos años, todos los tipos de cáncer de pulmón eran tratados de la misma manera, con la quimioterapia convencional. Actualmente, gracias a los avances en el diagnóstico y en las terapias disponibles, se conoce que existen diversos subtipos de esta patología y que cada uno se beneficiará con distintos tratamientos. Además, cada paciente debe ser evaluado en su singularidad, por lo que el camino de elección es la personalización del abordaje terapéutico.
Entre las variantes que se originan en alteraciones genéticas que nada tienen que ver con la condición de fumador del paciente, existe un tipo de cáncer de pulmón denominado ‘ALK+’, que representa entre el 5 y el 7% de los adenocarcinomas de pulmón4, un tipo de cáncer de por sí muy agresivo. Sin embargo, al identificar esta mutación y tratarla con las terapias de blanco específico correspondientes, se logra alcanzar resultados muy alentadores.
“Estos pacientes antes presentaban un pronóstico de vida de 9 meses con 3 meses de sobrevida libre de progresión y respondía a la quimioterapia sólo un 15% de ellos. Hoy con las terapias target responde más del 70% con una sobrevida promedio libre de progresión de aproximadamente 11 meses. Y para los casos en que la enfermedad vuelve a avanzar, solemos disponer de otras herramientas terapéuticas para ofrecerles”, especificó Bagnes.
En cuanto a la situación que deben afrontar los pacientes, para el licenciado Ignacio Zervino, Coordinador de Programas de la Fundación Pacientes de Cáncer de Pulmón(FPCP), “en la instancia previa al diagnóstico se enfrentan con la detección tardía, la falta de información sobre prevención y la escasez de instituciones que contribuyan a la concientización con foco en la prevención. En general, existe un bajo conocimiento sobre los factores de riesgo e inclusive -en líneas generales- consideramos que los equipos de atención Primaria de la Salud necesitan capacitarse en oncología, en pulmón, igual que en el resto de los tumores de mayor prevalencia. Eso va a permitir mejorar en detección temprana”.
“Mientras que una vez detectada la enfermedad, padecen -entre otras- necesidades como la de acortar los tiempos de acceso a los tratamientos (incluida la cirugía), la necesidad de contención y el soporte económico, ya que las familias que dependen de la cobertura pública, cuando uno de los jefes de hogar atraviesa esta enfermedad, suelen enfrentar problemas críticos debido al impacto directo en sus ingresos, como por ejemplo pérdida de escolaridad de los hijos, problemas de vivienda e imposibilidad de enfrentar gastos adicionales, que van desde los traslados hasta una alimentación específica y la necesidad de contar con un cuidador”, concluyó Zervino.
Acerca de la alteración ALK+
Algunos subtipos de un cáncer de pulmón denominado ‘cáncer pulmonar de células no pequeñas’ (CPCNP)5, que se estima representa entre el 85 y el 90% de los cánceres de pulmón, presentan cambios moleculares y son los que muchas veces se manifiestan en personas exfumadoras o que nunca fumaron. Uno de esos subtipos, que representan entre el 5 y el 7% de los adenocarcinomas de pulmón, se origina porque diferentes porciones de dos genes (el EML4 y el ALK) se ven alteradas, creando la proteína de fusión ALK que promueve el desarrollo y crecimiento del tumor. Hoy, es posible mediante estudios de marcadores tumorales reconocer la alteración molecular e identificar a este CPCNP ALK+, un tipo específico que afecta a cerca de 72.000 personas en el mundo.
A partir de allí, se puede orientar el tratamiento con terapias dirigidas especialmente a inhibir la alteración causante de este crecimiento tumoral, las que ofrecen la posibilidad de poder disminuir el tamaño y extensión de la enfermedad, prolongar la sobrevida del paciente libre de progresión, ofrecerle una mejor calidad de vida y disminuir los síntomas.