Terminaba el febrero más caluroso de la historia en la ciudad de Buenos Aires y también en gran parte del país, que nuevamente atravesaba una crisis energética. Ese mes también perdurará en el recuerdo de la gente por los miles de cortes de luz y el récord de energía consumida, en gran parte producto del masivo uso de los aire acondicionados.
Para Aylin Vázquez Chenlo, una joven estudiante de la carrera de Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), había algo todavía más intolerable que el extremo calor: ver que sus padres ponían el aire acondicionado a 16 grados… ¡y dormían tapados con frazadas!
“Mis padres dormían con el aire acondicionado al mínimo y luego se cubrían con frazadas. Además, ese mes, fui a sacar el registro de conducir en Berazatequi, y no se podía estar del frío que hacía. Ví el aire funcionando a 16 grados y allí se me ocurrió una idea”, contó Aylin a LA NACION.
¿Por qué no crear un aire acondicionado que limite de fábrica la temperatura mínima a 24 o 25 grados? La idea incluía también crear un dispositivo que pueda instalarse en lo que ya estaban en funcionamiento y así evitar el desperdicio energético que vivía todos los días en su casa o no tener que sufrir el frío en una dependencia pública, mientras la calle era un horno.
El ingeniero Eduardo Fracassi, líder de la iniciativa de Sensibilización de Cambio Climático y coordinador del grupo del ITBA, recogió el guante de su alumna de 19 años y tomó la idea para potenciarla a nivel internacional.
Mientras aprendía todo sobre aire acondicionados junto a un equipo integrado por nueve alumnos y 14 profesionales de la casa porteña de estudios, y estudiaba la viabilidad del novedoso implemento, Fracassi ya imaginaba presentar ese proyecto en la competencia internacional “Climate Colab”, organizada por el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos.
En pocos meses la idea se hizo realidad y el ITBA presentó el proyecto que resultó ganador de un concurso mundial climático por sobre otras 60 propuestas finalistas y 500 participantes.
“Todo comenzó con la inquietud de una alumna y prosiguió con el trabajo en conjunto dentro del ITBA para aprovechar la inteligencia colectiva a fin de resolver alguno de los tantos problemas relacionados al cambio climático”, afirmó Fracassi a LA NACION, emocionado al ser premiado por una casa de estudios líder a nivel mundial “con más de 40 premios Nobel entre su gente”.
Menos energía y gases contaminantes
El proyecto ganador del concurso mundial pretende que los aires acondicionados gasten menos energía y así se reduzcan emisiones de gases contaminantes como el CO2 a la atmósfera, una de las principales causas del cambio climático.
“La iniciativa está destinada a los equipos de aires acondicionados residenciales, de manera tal que cuando se usen en modo cool, de enfriamiento, tengan una temperatura mínima de seteo de 25 grados centígrados y no de 18 como vienen hoy de fábrica. Y para los equipos que ya están en uso, se idearía la utilización de un controlador intermedio inteligente”, explicó Fracassi.
Este dispositivo permitirá que el aire acondicionado gaste menos y brinde más confort. A su vez, estaría conectado con el teléfono celular o con la computadora y serviría para que los usuarios reciban consejos y el recuento de cuánta energía ahorran.
“Se estipuló en 25 grados, ya que así se ahorra un 40 por ciento más que si se lo pone en 24 grados. Lo importante también es regular la humedad del ambiente para tener la sensación agradable”, aclara el profesor del ITBA.
“Estamos muy contentos de haber sido elegidos como ganadores en una competencia de esta índole, con participantes de todo el mundo, es un proyecto de alto impacto que consiste en llevar al plano real una solución viable para la protección del medio ambiente”, agregó Fracassi.
De implementarse esta propuesta a nivel global, se ahorrarían 327 TWh de energía, que equivalen al consumo eléctrico anual de países como Reino Unido o Italia. Además, las emisiones de CO2 que se ahorrarían son aquellas equivalentes a las de países como Vietnam, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y el nuestro.
A su vez, el costo de la energía que se ahorraría alcanza los 29.500 millones de dólares, equivalentes al PBI de países como Paraguay o Bolivia.
Kiri, un equipo ganador
El equipo ganador lleva el nombre de “Kiri”, que fue sugerido por Aylin Vázquez Chenlo como manera de recordar al árbol frondoso Kiri originario de China, que crece en suelos infértiles y absorbe diez veces más cantidad de dióxido de carbono que otras plantas.
Los estudiantes del ITBA que participaron del equipo son: Aylin Vázquez Chenlo (Bioingeniería), Marina Fuster (Bioingeniería), Lucía Montoya (Ingeniería química), Victoria Hyde Lord (Ingeniería industrial), Melina Piacen (Bioingeniería), Marco Esposito, (Bioingeniería), Mariano Redel (Bioingeniería), Martina Rotondo (Ingeniería industrial), Lucía Osimani (Bioingeniería).
Además, forman parte de “Kiri” una red de ingenieros, varios de ellos graduados del ITBA, e interesados en la temática que colaboraron con sugerencias e información de valor.
Los datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dan cuenta de que la temperatura media mensual del último febrero fue de 25,8°C, una décima más que la medida por el organismo oficial en igual mes de 1943 para la Ciudad.
Y en enero pasado también hubo registros de temperaturas altas en todo el país. Incluso, según la NASA, fue el enero más caluroso en más de un siglo en todo el planeta. Las temperaturas estuvieron en promedio 1,13 °C por encima de lo normal y superaron el récord de diciembre de 2015, de 1,11°C por encima del promedio histórico global.
“El problema del calentamiento global existe hoy, ahora. Y sólo tenemos entre 10 y 15 años para resolverlo a nivel mundial para que no sea algo irreversible para nuestro ecosistema. Y estos proyectos, surgidos a partir de una idea de una alumna de 19 años nos dan esperanza de que se puede salvar al planeta”, concluyó el profesor Fracassi.