El usuario utiliza la red social como una vidriera, en donde exhibe su vida personal con un solo fin: mostrar la parte en la que disfruta de los placeres de la existencia y es feliz.
El psicológo Gervasio Díaz Castelli explicó a infobae que “en esa vidriera sólo se exhibe una muestra parcial de la realidad, en donde se constituye otra versión de uno; un álter ego que no es del todo factible. Además, se arman escenas que son exclusivas para mostrar en las redes sociales”. Sucede que hay un enorme ojo impersonal que evalúa y juzga constantemente a las personas. “Muchas veces se suben de manera impulsiva, sin pensar en los efectos de esa publicación. De ahí la compensación a las frustraciones o insatisfacciones de las personas”, dijo el licenciado.
¿Cómo afecta el autoestima? ¿Cuál es el límite entre el mundo virtual y el mundo real? Las preguntas surgen ante las masivas publicaciones que se dan en los distintos espacios que proponen las redes sociales. Cuando exponer la vida cotidiana se transforma en un acto desmesurado, aparece la imposibilidad de disfrutar los momentos de intimidad. “Se vive constantemente para los ojos del otro y no tanto para sí mismo. Cuando lo virtual es excesivo, lo real encuentra su vacío”, especificó Díaz Castelli.
AQUEL QUE NO INTERACTÚA EN LAS REDES SOCIALES GENERA UN RUIDO SOCIAL Y SUFRE DE PERMANENTE INSISTENCIA DE ENTRAR EN LO VIRTUAL
El prestigioso psicólogo también afirmó que “en las redes sociales, además de la exhibición, hay una mirada de comparación y de medición hacia la vida del otro. Se utilizan estas plataformas como el nuevo diario íntimo, pero público. La gente se olvida que todo lo que aparece allí ya no pertenece a su intimidad”.
Cuando se transforma en un problema de pareja
En el mundo virtual se presentan y se gatillan las mismas pasiones y emociones positivas y negativas que en el mundo real. Sin embargo, en el primero todos muestran lo mejor de sí y ese tipo de comportamiento genera la idealización de las vidas de otros, tanto en la belleza o riqueza que tenga esa persona al mostrarse solo o en pareja
“Hacer pasar nuestros momentos, lo que somos, lo que hacemos, por la mirada del otro, es constitutivo y necesario en los orígenes de la vida (primera infancia) pero si esto se presenta en la vida adulta con mucha intensidad, habla de un déficit en la construcción del yo, en la autoestima; de cierta inmadurez emocional, y de cierto complejo de inferioridad que se tapa mostrando felicidad, abundancia y plenitud”, contó Díaz Castelli.