La pelea protagonizada entre Yamil Peralta y David Graf en el Pabellón 6 de Riocentro sólo puede resumirse a una palabra: emoción. El argentino consiguió la gesta con un fallo dividido y avanzó a los cuartos de final, donde se medirá ante el cubano Erislandy Savon, uno de los candidatos a la medalla de oro.
“Al estar acostumbrado a que haya fallos dudosos en mi contra, porque cada vez que peleo pasan cosas raras, me sorprendió la victoria y me puso muy contento”, comenzó diciendo el bonaerense en diálogo con Infobae.
Todavía con las vendas puestas, la transpiración derramada y los ojos rojos cargados de lágrimas de felicidad, el de Tres de Febrero expresó sus sentimientos por el sacrificio que tuvo que hacer para lograr el triunfo: “Más que nada por todo el trabajo que hicimos, por mi familia que siempre está apoyando y por el aguante de los compañeros. Ahora hay que seguir ganando”.
Fue un desquite frente al alemán. El antecedente del año pasado en Italia, donde cayó por un polémico fallo, se mantuvo en el recuerdo del joven de 25 años que hoy pudo sacarse esa espina. “Esa no era para mí, las veces que me tocó perder, acepté las derrotas. La vida siempre da revancha y ésta es la mía”, advirtió.
La comparación con su participación en la edición de Londres, donde se llevó un diploma olímpico, también fue un tema que trató con Infobae. Aguantando el llanto, el pugilista reconoció que “fueron 4 años de muchas cosas buenas y malas”. “Lo bueno es todo lo que fui aprendiendo, pero la verdad es que no puedo hablar”, deslizó mientras se secaba los ojos con el vendaje que utilizó en el combate.
Como había dicho antes de empezar su incursión por Brasil, su objetivo era “darle masa a todos” y en Río de Janeiro comenzó a cumplir con su promesa: “Ya empezamos, fue lindo romper la racha para los argentinos. Ahora no quiero perder más”.
Antes de retirarse para la zona de vestuarios e iniciar los trabajos regenerativos, Yamil Peralta demostró su sinceridad al analizar la actitud del público local. “Estoy acostumbrados de que me lleven la contra. Hasta me gusta que alienten a los contrarios. En Inglaterra me gritaban con insultos y hoy también me dijeron de todo, pero siempre hay un grupito que tira buenas vibras”, concluyó el boxeador que el miércoles deberá mantener esa inteligencia y concentración para dar el batacazo frente al cubano.