Naturalmente nos resistimos a usar zapatos. Los que han tenido contacto con niños pequeños saben lo difícil que es lograr que se dejen puestos los calzados por más cómodos y lindos que sean. El instinto les pide andar descalzos. Pero como humanos civilizados, sobre todo de este lado del mundo, solo nos permitimos el encuentro entre el pie y el suelo durante las vacaciones.
Ya sea como medida de seguridad o como forma de distinción social y profesional, la civilización pide zapatos. Y son las mujeres las que más los sufren. A medida que van creciendo, y si quieren estar más arriba en la escala social, deberán hacer más notoria la distancia que las separe del suelo usando zapatos con tacos y plataformas, con sus adicionales de dolor, lastimaduras por roces, amontonamientos de los dedos del pie, esguinces y todo tipo de dolencias.
Mirándolo desde el lado científico se sabe que tenemos una cantidad de campos. Probablemente en el futuro se podrán leer o medir con algún estudio médico la cantidad de electrones nocivos para la salud circulantes en el organismo. Mientras tanto, podemos observar los resultados del alto nivel de contaminación electromagnética a la que estamos siendo sometidos en las poblaciones urbanas. Estas dañan de manera efectiva el ADN provocando mutaciones en la información que transmiten y que tarde o temprano derivan en enfermedades, debilitan el sistema inmunológico, provocan envejecimiento prematuro de las células, estrés y procesos inflamatorios.
El Dr. James Oschman, Licenciado en Bioquímica y doctor en Biología por la Universidad de Pittsburgh tiene varios escritos sobre el tema de la importancia de andar descalzos para nutrirnos con electrones negativos a través del contacto con la superficie de la Tierra, estos son muy necesarios para restablecer el equilibrio del cuerpo. Oschman dice que: “muchos de los males que nos ocurren no deberían existir, pero existen porque nos hemos desconectado de la Tierra, poniendo un pedazo de goma y de plástico en la parte inferior de los zapatos.”
Nuestra piel es un excelente conductor eléctrico y el mejor lugar para conectarse es justamente el centro del pie, un punto muy conocido en la medicina china que naturalmente nos causa mucha relajación y placer cuando lo masajeamos.
Este es el mejor lugar del cuerpo para hacer una saludable “descarga a tierra”. En las ciudades muchas personas pasan todo el día calzados y a menudo trabajando en lugares alfombrados rodeados de computadoras que los llevan a manejar grandes cantidades de estática: la ropa cruje, se sacan chispas con los picaportes de las puertas o al darle un beso a alguien. Cuando eso pasa llego el momento de sacarse los zapatos y abrazar un árbol.
Las ventajas de andar descalzo y “descargar a tierra” son muchas:
* Beneficia el ritmo cardíaco, mejora la circulación y regula la presión sanguínea.
* Disminuye los procesos inflamatorios.
* Aumenta las defensas frente al estrés.
* Elimina la contaminación electromagnética indeseada.
* Mejora el rango del movimiento físico.
* Equilibra el cuerpo y el movimiento de la espalda.
* Fortalece la creación del territorio de liderazgo.
* Permite aumentar el “agarre“ a la vida.
* Mejorar la creatividad.
* Da libertad para ser naturalmente uno mismo.