Siempre existe una oportunidad de hacer el bien, aun en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestras vidas.
Un ejemplo de esto es el caso de Demi Frandsen, una madre estadounidense a cuyo hijo no pudo dar de amamantar cuando nació y, sin embargo, aprovechó la leche que su cuerpo producía para donarla a otros bebés en el Hospital Infantil y Centro Médico en Omaha, Nebraska, en Estados Unidos.
Su hijo Leo nació dos meses antes de lo previsto con gastrosquisis, un mal en el que los órganos abdominales se desarrollan fuera del abdomen. A pesar de que a los bebés que nacen con esta enfermedad, generalmente, se les puede colocar los órganos dentro del abdomen con una cirugía, el caso de Leo y el hecho de que todavía sus pulmones no estuvieran bien desarrollados, hicieron que su condición fuera más complicada.
A su vez, como el bebé tras nacer permaneció internado en el área de cuidados neonatales rodeado de artefactos médicos, a ella le fue imposible amamantarlo. De todos modos, Frandsen producía tanta leche que su asesora de lactancia, Tammi Martin, le sugirió que la donara. Esa sería una forma maravillosa de ayudar a otros bebés hospitalizados.
Además, esta madre tenía la ilusión de que Leo algún día saliera adelante y pudiera tomarla. Pero el bebé sólo vivió 10 meses. El golpe fue duro, sin embargo, ella continuó con su obra de bien y llegó a donar alrededor de 500 litros de leche materna.
“Demi conocía el valor de la leche y quería ser capaz de compartir con los que lo necesitaban”, dice Martin.