Luego de años de guerra sangrienta entre comisarios corruptos y chicos adictos perdidos en las calles del Gran Rosario, la leyenda narco de “Los Monos” se redujo a un montón de caras tachadas en un expediente. A comienzos de este mes, la PFA detuvo con ayuda de la Agencia Federal de Inteligencia en el barrio de Flores a Ramón “Machuca” Cantero, alias “Monchi”, una de las históricas cabezas de la estructura. Hubo otros arrestos este año; cayeron organizadoras parientes de los Cantero, un proveedor de estupefacientes que operaba con la banda. Quedaba solo un capo por apresar: Germán “El Gordo” Salomón, prófugo durante más de tres años. Finalmente cayó esta tarde en Lomas del Mirador, en un operativo a cargo de las Tropas de Operaciones Especiales de la Policía santafesina y la PFA, según confirmaron a Infobae fuentes del Gobierno santafesino.
Acusado de “asociación ilícita”, la captura se produjo tras un exhorto librado por la jueza rosarina Alejandra Rodenas, que investigó episodios críticos en la historia de “Los Monos” como los homicidios de Diego Damarre y Luis “Fantasma” Paz. Pero para ser un aparente segunda línea, Salomón era, básicamente, uno más de la familia.
La Justicia lo señala como responsable de lavar el dinero de la banda con la compra y venta de autos. Respondía en sus comienzos a Máximo Ariel Cantero, histórica cabeza del clan. El vínculo era estrecho: Salomón le apadrinó uno de sus hijos. Supo ser chofer y guardaespaldas de Ariel “El Pájaro” Cantero, asesinado de seis tiros en 2013. Se sospecha, por otra parte, que tomó parte en varias de las vendettas posteriores, con escuchas que lo vinculan a “Monchi” Machuca.
