Las zapatillas Nike falsas que uno encuentra en ferias al estilo de La Salada, en mantas sobre la vía pública o en pequeños locales sombríos de centros comerciales y paseos del Conurbano, tienen un solo atractivo. Es decir, no tienen la capellada de sus contrapartes originales, ni la definición de impresión en sus colores y logos, la misma goma de las suelas o el mismo calce, la misma comodidad o la vida útil para ese caso. Una zapatilla Nike original puede costar en la Argentina entre 1.700 y 2.500 pesos a precio de mostrador, dependiendo del modelo: una falsa no suele superar los mil. El comerciante, al costo, puede comprarla en el mercado negro a tan solo 300 pesos. El negocio es automático.
Las zapatillas truchas no están solas: réplicas de camisetas de equipos como Boca o el Barcelona, con el nombre de Lionel Messi en la espalda, joggings, pantalones cortos de fútbol y medias son otros ítems calientes clásicos del mundo mantero. Y en el mundo mantero, la marca falsificada preponderante es, precisamente, Nike, con Adidas en un segundo lugar.
Comerciar con zapatillas y botines truchos, usualmente de fabricación china, constituye dos delitos lógicos: falsificación de marcas y, si son importadas por vías ilegales al país, contrabando. La división Delitos Federales de la PFA es la principal encargada de perseguir el problema en el territorio nacional.
Los números van en ascenso. En todo 2016, Delitos Federales incautó 4.784 pares de diversas marcas. En lo que va de este año la cifra ya fue ampliamente superada: se encontraron desde enero a mayo 6.043 pares en total. La ruta para encontrarlas en el país es doble. Primero, en bultos y cargas de expresos a lo largo del país. Segundo, en talleres clandestinos dentro de la Capital Federal.
El 27 de abril pasado, Delitos Federales de PFA comandó un operativo de control en rutas bonaerenses con la firma de Adrián González Charvay, juez federal de Campana. Bajo la nueva directiva del jefe de la PFA, Néstor Roncaglia, de expandir sus operaciones al interior del país luego del traspaso de las 54 comisarías porteñas, la división contó con colaboración de áreas como Drogas Peligrosas y Policía Científica, para apostarse en tres puntos clave: el kilómetro 127 de la Ruta 9 a la altura de la localidad de Lima, partido de Zárate, el peaje de la Ruta 12, también en Zárate, y la intersección de las rutas 9 y 41 en Baradero.
Se requisaron en total 21 micros, 47 camiones, 55 furgones y 75 autos. Solo dos llevaban carga falsa, pero el valor total del lote fue interesante: más de 2,6 millones de pesos.
El primero fue un camión de encomiendas Mercedes-Benz con la marca Crucero Express que había partido de Rosario: tenía 530 pares de zapatillas entre Nike y Adidas, 426 camperas y 286 camisetas de las mismas marcas. El segundo fue un micro de la firma Crucero del Norte que había salido desde Puerto Iguazú, Misiones, hacia la zona de San Justo: 160 pares, 80 con logos de Adidas y otros 80 de Nike y 300 camperas, además de 500 relojes truchos con logos de Lacoste.
No fue el único hallazgo de Delitos Federales en lo que va de 2017. Otro operativo a mediados de abril bajo la firma del juez Diego Amarante incautó 1.587 pares entre Nike y Adidas en un depósito sobre la calle Osvaldo Cruz en la zona de Barracas, un depósito de un expreso. El 27 de marzo, Roynover Mendoza, un ciudadano de origen peruano, fue sorprendido al volante de una Renault Kangoo en la intersección de Huergo y Cochabamba: tenía otros 502 pares de zapatillas chinas. Otro hombre peruano fue acusado de ser el propietario del lote. Tres argentinos cayeron a bordo de una Renault Traffic el 15 de febrero pasado tras salir de retirar 1.300 zapatillas chinas del depósito de un expreso también en Barracas. La mercadería, valuada en medio millón de pesos, había venido, presuntamente, desde Bolivia vía Jujuy. La causa, bajo la carátula de contrabando, tramita en el despacho del juez en lo penal económico Gustavo Meirovich.
Los allanamientos se repitieron durante el año pasado, principalmente en ferias y galerías. El área de Crimen Organizado de la Policía de la Ciudad allanó la feria Larroque Outlet de Banfield en diciembre último bajo la firma del Juzgado Federal N° 2 de Lomas de Zamora. Encontraron 1.970 pares en casi 20 puestos requisados, con casi tres mil camperas y pantalones. Delitos Federales de PFA entró en noviembre en la galería Stella Maris de Flores a pedido del juez en lo penal económico Juan Galván Greenway para llevarse otros 500 pares.
Los city tours de compras de mercadería apócrifa en La Salada o avenida Avellaneda para revender en el interior son otro clásico. En mayo del año pasado, Delitos Federales detuvo camiones que volvían a Chaco, Tucumán y Mendoza con 11.400 prendas y zapatillas: Nike fue primera en la lista de marcas.
Hasta ahora, la PFA no pudo determinar la existencia de una suerte de rey de la “Nike trucha” en Capital Federal y el Conurbano, un monopolizador del mercado clandestino. “Hasta ahora, no hay un líder discernible”, dice un investigador a Infobae: “Tampoco hay una única ruta. Las zapatillas falsas vienen desde el noroeste, luego de pasar por Bolivia, del noreste del país o incluso desde Chile“. También, al menos en un caso comprobado, se fabrican aquí. Las “Nike truchas” tuvieron su propio presunto empresario en la villa Fraga, zona de Chacarita.
En marzo pasado, Delitos Federales allanó un taller en el asentamiento con dos máquinas de coser y un depósito en Flores. Ambos estaban ligados a Richard Daniel Paredes Carranza, de 37 años, nacido en Perú, registrado ante la AFIP como monotributista en el rubro de venta al por menor de calzado deportivo. Sus aportes están pagos al menos hasta fin de febrero. Pero el problema para Richard, que quedó detenido por orden del juez Rodolfo Canicoba Corral, fue qué tipo de zapatillas vendía.
El rastro comenzó con varios “manteros” que le habrían comprado sus productos. La PFA le incautó 1.500 pares de zapatillas ya terminados, con un valor de mercado negro de 1,5 millones de pesos. A costo, afirman fuentes de la investigación, Paredes Carranza podía venderlas a 300 pesos. El precio final de calle podía llegar hasta mil, la mitad de lo que costaría un par de zapatillas Nike de alta gama en cualquier cadena deportiva.
Por otra parte, se le encontró material para confección valuado en más de 800 mil pesos: había capelladas, matrices, hormas, ojaladoras, pegamento con tolueno, hasta los moldes para cortar las típicas “pipas” de la marca Nike.
Argentina no es un país aislado en esta problemática, para nada. Es parte de una tendencia. Nike es una de las marcas más falsificadas del mundo: un informe de la World Customs Organization detalló más de 1.100 casos reportados en aduanas a nivel mundial en 2013, más que Rolex, Apple, Samsung, Ray Ban y otros gigantes. El informe de 2015, el último disponible, reveló 539 casos, apenas 90 menos de los que sufrió Apple, el líder global del informe de la WCO para ese año, superando a Adidas, Chanel, Gucci, Walt Disney y Calvin Klein.
Cabezas del comercio online global como Jeff Bezos en Amazon o Jack Ma en Alibaba se agarran la cabeza buscando medidas para frenar a los vendedores de zapatillas apócrifas, que son tan veloces como el mercado legal mismo: LeBron 14, el último modelo del astro del básquet LeBron James para Nike, fue falsificado en enero último incluso antes del lanzamiento oficial. Sitios de fans de las zapatillas de James hasta publican tutoriales sobre cómo reconocer cada modelo truchado a lo largo de la historia.
La ciudad de Putian, parte de Fujian, la provincia de China de donde proviene la mayor parte de la inmigración oriental en Argentina, es considerada el corazón de la industria de la zapatilla trucha global. A mediados de los 90, varias corporaciones internacionales de la industria del calzado desembarcaron en la zona para abrir plantas y abaratar costos. Las fábricas de productos falsos fueron un subproducto histórico de ese proceso.
De acuerdo a diversos medios chinos, la policía del Partido Comunista no logra erradicar a los fabricantes que venden no solo en la calle sino en tiendas online, a pesar de cuatro fábricas clausuradas y la incautación y destrucción de casi un millón y medio de dólares en mercadería el año pasado. En Argentina, la PFA no destruye las zapatillas y ropa que incauta: las dona en ocasiones a entidades de bien público luego del fin de la investigación judicial.
El investigador policial hablaba de Chile como un presunto punto de envío hacia la Argentina. Fue precisamente del otro lado de la frontera que la Aduana detectó en noviembre pasado el mayor cargamento de “Nike truchas” en la historia latinoamericana reciente: 16 mil pares de zapatillas y botines de fútbol junto a marcas como Adidas que aparecieron en el puerto de Iquique, prolijamente empaquetados en cajas color naranja que imitan a las originales que usa Nike, un lote que rozaba el valor de 750 mil dólares según cálculos de la Aduana chilena.