Si una máquina del tiempo pudiera traer a nuestros antepasados hasta el 2016, ninguno de ellos podría creer que una persona que nace sorda o pierde la audición podría volver a escuchar gracias a un implante coclear. O que un niño nacerá mediante una sofisticada técnica de fertilización in vitro, que incluye –además– donación de gametos. O bien que alguien que pierde la visión a causa de una enfermedad congénita volverá a ver.
Pero eso es lo que ocurre. Y luego de más de 30 años de desarrollo, en 2006 se colocó el primer dispositivo conocido como “ojo biónico” en el mundo que, a mitad de año, podrá conseguirse en la Argentina.
Está indicado para los casos de retinosis pigmentaria y, luego de una cirugía y un proceso de rehabilitación, los pacientes recuperan la visión.
Desde esos inicios, el Argus II Retinal Prothesis System fue implantado en más de 100 personas en todo el mundo y, muy pronto, será una realidad para los pacientes argentinos que sufren retinosis pigmentaria, patología congénita que afecta a unas 200 mil personas en todo el mundo. Por un defecto en uno de sus genes, los elementos de la visión encargados de captar la luz y transmitir esta señal al cerebro dejan de funcionar progresivamente, afectando primero a la visión periférica hasta causar la ceguera parcial o completa.Este sofisticado dispositivo se coloca por medio de una cirugía que consta de dos etapas: una para fijar la parte periocular del dispositivo y, en segundo lugar, una vitrectomía, en donde se deja implantado el chip con los sensores a nivel retinal.
La retinosis pigmentaria afecta a unas 200 mil personas en todo el mundo
El doctor Gustavo Casanova, oftalmólogo de la Clínica Privada de Ojos Mar del Plata y especialista en patologías vitreorretinales es el primer especialista argentino que hará esta técnica el país y explicó a Infobae que “el sistema funciona convirtiendo imágenes de video capturadas por una cámara diminuta (colocada en unos anteojos que deben usar los pacientes) en impulsos eléctricos que luego son transmitidas a un chip con 60 electrodos colocado quirúrgicamente en la superficie de la retina”.
Y detalló: “Estos electrodos transmiten los impulsos eléctricos a las células retinianas generando un estímulo que es transmitido al cerebro formando la imagen“.
Consultado sobre cómo el implante cambiará el antes y el después de las personas implantadas, Casanova destacó que “se trata de pacientes que no se pueden manejar solos, que no pueden distinguir al caminar por la calle si tienen un objeto delante y con el implante podrán moverse de manera más autónoma”.
Y tras informar que “la visión que recupera el paciente es en blanco y negro y por medio de contrastes, puede distinguir elementos como una puerta, una persona delante o un bulto, pero no detalles finos como reconocer a alguien por sus facciones”, el especialista remarcó que “los pacientes tienen que volver a aprender a ver de esta forma; hay que educarlo para esa nueva visión”.
Aprobado por la Comunidad Europea y por la Food and Drug Administration de los Estados Unidos (FDA), y en relación a lo que se viene luego de este desarrollo revolucionario, Casanova aclaró que su aplicación es para los casos de retinitis pigmentaria (degeneración retiniana de epitelio pigmentario y fotorreceptores) con pérdida de visión de bultos o de la luz. Sin embargo, adelantó, “actualmente se están realizando implantes en otras patologías, pero todavía no hay resultados ya que están en pleno proceso de estudio”.
“Hoy la ANMAT lo avaló en el país para implantar en pacientes con retinosis pigmentaria, pero se están haciendo investigaciones y colocando implantes en pacientes con degeneración macular relacionada con la edad, aún sin resultados”, agregó.
Consultado respecto de los pacientes candidatos a recibir este tipo de dispositivo, el profesional aseguró que “con esta tecnología disponible en nuestro país, una vez que se difunda, mucha gente, que antes estaba desanimada y ya no concurría al médico, seguramente va a consultar”.
La empresa Second Sight lleva alrededor de 30 años desarrollando el dispositivo y en 2013 fue aprobado por la FDA en base a un estudio piloto de implantes hechos en Europa con casi 30 pacientes ciegos por retinitis pigmentaria.
Esperanzador, Casanova finalizó: “Hay muchos pacientes con retinitis pigmentaria pero muchos de ellos probablemente no concurrían a la consulta por no haber nada hasta hace un tiempo para mejorarlos. Al difundirse esta posibilidad, más pacientes consultarán y mejorarán su calidad de vida día a día”.