La esperanza de vida en aumento es una constante que se repite en las últimas décadas. De la mano de las nuevas tecnologías al servicio de la rama medicinal, el período de existencia se prolonga cada vez más. La innovación en tratamientos y nuevos medicamentos ofrecen la posibilidad de incrementar la cantidad y calidad de años de vida promedio de un ser humano. Así lo reflejan los informes de la salud global.
Cada cinco años, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Organización Mundial de la Salud (OMS) hacen un relevamiento del estado en América, que saca a la luz las falencias y progresos en todas las aristas que atañen al sistema sanitario. En esta ocasión, el dato saliente se ubicó en la creciente expectativa: una persona que nace en el continente puede aspirar a vivir hasta los 75 años, casi cinco años más que el promedio mundial.
En la nueva actualización del ahora llamado “Salud en las Américas + 2017” se señaló que la población de las Américas ganó 16 años de vida como promedio en los últimos 45 años, es decir casi dos años por quinquenio. La publicación, que contó con la participación de 600 expertos y compiló estadísticas de 52 países, fue presentada durante la 29ª Conferencia Sanitaria Panamericana de la OPS en Washington, DC.
En particular, en Argentina hubo un dato que acaparó la atención. En el desglose del informe, se aprecia la tendencia de la mayor cantidad de años que gozan los habitantes: el país tiene un promedio de esperanza de vida de 76,6 años, algo lejos de los 82,4 de Canadá, el primero de la lista. En tanto, el peor país de la región es Haití, con 63,4 años de promedio.
La cifra es casi coincidente con la establecida en la “World Health Statistics”, una clasificación -también elaborada en este año- de los 194 estados miembro de la OMS, en la que se apuntó que la esperanza de vida en el país aumentó 10 meses en cinco años, pasando de 75,5 años a 76,3. Y ronda la media de otros estados sudamericanos, como en Chile (80), Uruguay (más de 77) o, en el otro extremo, Venezuela (74).
“A pesar de sus importantes fortalezas, el país tiene obstáculos que superar. Argentina tiene el sistema de salud que quizás sea de los más segmentados y fragmentados de las Américas. Esta situación exige esfuerzos enormes para la gobernanza del sector, y para un ejercicio de la rectoría que alinee a actores muy diversos para trabajar en objetivos sanitarios comunes”, se describe en la investigación.
En otros puntos salientes se destacó que el rango de mortalidad materna oscila entre 8,1 (Salta) y 1,9 (CABA, Santa Fe y La Pampa), lo que revela profundas desigualdades entre las distintas provincias, aunque las causas de muerte no varían. También, que la enfermedad de Chagas es una prioridad por resolver.
Por otra parte, por la situación geográfica y estructura productiva, Argentina es uno de los países más afectados por el calentamiento global. En los últimos 50 años el aumento promedio de las temperaturas en el país alcanzó medio grado, con el caso particular de la Patagonia, donde superó un grado: el cambio climático se considera la principal amenaza para la salud mundial del siglo XXI.
El estudio analizó las tendencias, los retos y las condiciones de salud en la región. Advirtió que la tasa de obesidad, uno de los principales factores de riesgo para padecer una enfermedad crónica, duplica el promedio global (26,8% frente a 12,9%). Además, alertó que el 15% de la población mayor de 18 años (62 millones) vive con diabetes, un porcentaje que se triplicó durante la última década.
Entre los principales desafíos a enfrentar, se observaron que las enfermedades emergentes y las no transmisibles (las cardiovasculares, respiratorias crónicas, el cáncer o la diabetes) causan cuatro de cada cinco muertes anuales. Estos datos se correlacionan con los que se desprenden del último informe “Global Burden of Diseases” elaborado por un consorcio de centenares de científicos. Un estudio que reveló el panorama de la salud alrededor del planeta.
“Vivimos más años de vida y morimos menos por causas que podemos evitar, pero esa ganancia no ha sido equitativa”, afirmó la Directora de la OPS/OMS, Carissa F. Etienne. “Debemos tomar medidas urgentes para combatir las inequidades y que todas las personas en las Américas tengan acceso a los servicios de salud que necesitan y a las condiciones que determinen una buena salud, como el acceso al agua potable, a la educación y a una vivienda digna”, añadió.
Por último y entre los éxitos, sobresale la reducción en la mortalidad materna, la mortalidad infantil (un 24% entre 2002 y 2013) y la tasa de mortalidad de menores de 5 años en los últimos 25 años (67%). Además, hubo una disminución de los casos de malaria (62% menos entre 2000 y 2015), lepra (10,1% menos entre 2010 y 2014), y de la mortalidad por sida (67% entre 2005 y 2015), así como mayor cobertura de la atención prenatal y del parto institucional.