Diecisiete personas contraen el HIV por día en la Argentina y cinco mueren a causa del sida, según las estadísticas oficiales de los últimos años, lo que revela la fuerte vigencia de esta enfermedad y las limitaciones en su abordaje, aseguraron especialistas en la víspera del Día Mundial de Lucha contra el Sida que se conmemora hoy.
“Tenemos todo para que se mejore, pero no se avanza ni se retrocede, esta es la contradicción de la Argentina”, precisó a Télam Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Húesped, quien señaló que “no baja la cantidad de muertes por año en el país”.
Esas muertes se producen por diagnóstico tardío y distintas enfermedades oportunistas producidas a partir del debilitamiento del sistema inmunológico debido al HIV, señaló el vocero de esta fundación argentina de alcance regional y referencia a nivel internacional, que trabaja en el tema desde 1989.
Al precisar los datos, Cahn señaló que “17 personas se infectan por día y 7 de cada 10 no lo saben y de los 7 que sí lo saben, 3 se enteran tarde”, aunque añadió que Argentina es uno de los países que tienen más alto porcentaje de tratamiento en el mundo.
El especialista indicó que “estos datos son provistos por el Ministerio de Salud, pero mañana, al conmemorarse el día mundial de lucha contra esta epidemia, la Dirección de Sida y ETS presentará las estadísticas oficiales”.
“Lo importante para destacar es que las cifras se mantiene igual que otros años en un contexto de una enfermedad prevenible y tratable en un país que ofrece acceso a los métodos de prevención y testeo gratuito a toda la población”, dijo Cahn
¿Por qué entonces la incidencia no baja?, le consultó Télam
“Creemos que por un lado se le perdió el miedo al HIV , lo que es bueno porque el miedo paraliza y no ayuda, pero tenemos que pensar de qué manera se acerca la gente al testeo porque un 30% que tiene el virus no lo sabe y cerca de un 30% de los diagnósticos se da con un estadio avanzado, o sea cuando ya están desarrollando una infección oportunista”.
En este sentido, Cahn evaluó que “hay varios temas juntos: necesitamos detectar a más gente; detectarla antes para que los medicamentos sean efectivos y no que se entere porque se enferma, y seguir trabajando en la adherencia y en el sistema de salud para no perder el seguimiento de los que viven con el virus y lo saben pero abandonan el tratamiento”.
La Organización de Naciones Unidas se planteó el objetivo para 2020 de llegar a la meta 90-90-90 que significa que un 90% de las personas que viven con HIV conozcan su situación, que el 90% de los que saben accedan a los tratamientos, y 90% de los que acceden a los tratamientos tengan una carga viral indetectabale.
“Está probado que las personas que tienen una carga viral indetectable prácticamente no tienen probabilidad de trasmitirle el virus a un tercero”, precisó al respecto Cahn.
Los datos de Argentina se acercan en algunos aspectos a la meta de la ONU, ya que por ejemplo, “en el primer 90 referido a la gente que conoce su situación, el país está en un 70 por ciento”, precisó el vocero de Húesped.
Test de HIV: rápido, confidencial y gratuito
“En el segundo 90 referido al acceso al tratamiento, estamos muy cerca porque el 81% están en tratamiento, pero en el tercer 90 no tenemos muchos datos porque no hay registro de los resultados y además a veces se observa, aunque no de forma sistemática, una falta de reactivos en muchos lugares”.
De las 120 mil personas que viven con HIV en el país, el 90% adquirió el virus por relaciones sexuales sin protección.
“Los números impactan por sí mismos, pero la idea es mucho más fuerte cuando nos damos cuenta de que cada número es una persona con una historia, una vida, una familia. Ignorarlo o creer que el HIV ya fue es lo que hace que la epidemia esté más vigente que nunca”, precisó el director ejecutivo de la Húesped.
La fundación junto con la agencia Wunderman BA lanzó su nueva campaña de concientización, inspirada en la idea de que los números tomen cuerpo y en el color rojo que identifica la respuesta al HIV, informó Cahn.
La campaña consiste en la ubicación en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires de grupos de voluntarios caracterizados con el rojo, que se mezclan entre los transeúntes, representando que cada número de las estadísticas del virus es una persona.