En el Gran Premio de Baku se empezó a calentar la Fórmula 1. O más precisamente, la pelea entre Ferrari y Mercedes. El puntero del campeonato, Sebastian Vettel, chocó a propósito al británico Lewis Hamilton, después de que este hiciera una mala maniobra.
Mientras el safety car se paseaba por la pista, el piloto inglés, que lideraba la carrera, frenó de golpe y golpeó con su parte trasera el auto de Vettel, que lo seguía de cerca. El alemán no pudo hacer nada ante el frenazo inesperado y dañó el alerón delantero de su Ferrari. El piloto hizo un gesto de furía con las manos por encima de su cockpit y trató de tomarse la justicia por su mano, algo que le podría costar una sanción.
Tras el choque, el alemán no dudó en ponerse en paralelo de Hamilton y girar su volante contra la Ferrari, chocando así con el coche de su rival de forma lateral. Pese a que el golpe fue a poca velocidad, esto le podría costar muy caro, ya que pasó por unos instantes por delante de Lewis, infringiendo así la normativa del régimen de safety car, momento en el que no se puede adelantar.
La Dirección de Carrera mostró la bandera roja una vuelta después para que retiraran piezas de la pista y por ello, los pilotos pudieron volver al pit lane. Esto benefició a Vettel, que pudo cambiar el alerón delantero y arreglar su coche, mientras que Hamilton llegó con algún problema en el difusor debido al golpe que recibió en la parte trasera por parte de Sebastian en el momento de su frenazo inesperado.
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