Aquarunning: 5 beneficios de correr en el agua

La técnica ayuda a recuperarse de lesiones y fortalece los músculos. Apenas 15 minutos de este entrenamiento equivalen a una hora de gym

Por años, el aquarunning fue una de las técnicas favoritas de los deportistas de élite para recuperarse de alguna lesión muscular. Sin embargo, esta disciplina tiene múltiples beneficios y se puede realizar como método de entrenamiento, siempre bajo la supervisión de un profesional.

En el agua todo parece más sencillo. Ya en el siglo III AC, el físico griego Arquímedes enunció que el peso de un cuerpo aparenta disminuir debido a que todo objeto sumergido recibe una fuerza de abajo hacia arriba. Sí, el famoso momento Eureka!

1. Ideal para la rehabilitación

“El agua es un medio increíblemente adecuado para rehabilitar lesiones, ya que nos da soporte (flotabilidad) a la hora de ejecutar ejercicios que de otra forma no podríamos realizar”, explicó a Infobae Claudia Lescano, licenciada en alto rendimiento y preparadora física. .

2. Fortalecimiento muscular

“Correr en el agua nos aporta resistencia, fortalece los músculos que realizan dicha acción y de esta forma realizar una rehabilitación adecuada”.

Como método para entrenar se debe buscar una pileta donde no se toque fondo con los pies, ya que el cuerpo debe permanecer vertical: torso, pecho y piernas bajo el agua y hombros, cuello y cabeza, fuera. De ser necesario, se debe utilizar algún tipo de flotante, como un chaleco.

“CORRER 15 MINUTOS CON EL AGUA A LA ALTURA DE LA CINTURA A UNA INTENSIDAD DEL 80 % EQUIVALE A HACERLO UNA HORA EN LA TIERRA”.

3. Ejercicio sin impacto
La gran ventaja de la carrera subacuática es que trabaja ciertos aspectos propios del running pero sin sufrir el impacto.

4. Entrenamiento cardiovascular
De esta manera, se ayuda a que el proceso de recuperación muscular -en caso de lesión o desgaste- se produzca sin peligros, como a su vez se trabaja a nivel cardiovascular.

5. Menos riesgo de lesiones
“La característica fundamental del entrenamiento en el agua, y que lo hace tan especial, es que podemos trabajar al mismo tiempo en un ejercicio el músculo agonista y el antagonista. Ejemplo: bíceps-tríceps, cuádriceps-isquiotibiales y abdominales-espinales”, dijo Lezcano.

“Así se fortalece de manera equilibrada ambos músculos y se evita la sobrecarga y estrés de un músculo que puede derivar en un riesgo de lesión”