Hay que echarle la culpa al invierno. Después de seis temporadas amenazando con aparecer, finalmente llegó y provocó desastres. La séptima temporada de Game of Thrones empezará más tarde de lo habitual. Se especula que la demora sea al menos un mes con respecto de su fecha de estreno tradicional a fines de abril, porque sus productores decidieron que las grabaciones debían postergarse hasta que los escenarios naturales en los que se rueda el programa, en Irlanda del Norte, Islandia y el sur de España, tuvieran aspecto más invernal.
Y si ese cambio decepciona a muchos fanáticos resulta que no es lo peor que acaba de confirmar HBO después de meses de especulaciones. Es que la séptima temporada no sólo llegará más tarde que nunca si no que además tendrá siete episodios en lugar de los habituales diez. Para ese recorte no hay una explicación oficial, aunque todas las miradas apuntan a George R.R. Martin, el autor de la serie de libros que da inspiración al programa, que sigue sin terminar la esperada séptima novela de la saga literaria convertida en fenómeno televisivo.