Amados por los que detestan el calor y responsables de resfríos y afonías en pleno verano, los aparatos de aire acondicionado se fueron metiendo en nuestra vida cotidiana y aquellos que tienen la fortuna de contar con uno en sus casas suelen extrañarlos cuando en época estival van a algún sitio que no cuentan con ellos. Mientras un reciente estudio muestra que los argentinos estamos cambiando nuestros hábitos con respecto a este nuevo integrante de la familia, esta maquinaria está en el centro de las discusiones políticas a raíz de su consumo de energía . Lo que pocos saben es que esta tecnología tiene un origen curioso y accidental, que ejemplifica cómo la masificación de las comodidades permitió el desarrollo económico de varias regiones.
Todo comenzó a comienzos del siglo XX en una importante imprenta de Brooklyn, la Sackett-Wilhelms Lithographing and Publishing Co., cuya pésima ventilación hacía que la humedad se elevara muchísimo en la sala de máquinas. El verano de 1902 azotó con tanta fuerza a Nueva York, que la tinta no se mantenía en su lugar y los papeles recién impresos se arqueaban, arruinando todo lo hecho y obligando a los empleados a trabajar el doble. Preocupados por los gastos que provocaba esta situación, el dueño llamó a un joven ingeniero para que encontrara una solución.
El hombre convocado fue el joven Willis Carrier, de sólo 25 años, quien analizó el caso, tomó las medidas del sitio en el que estaban las máquinas y modificó un aparato de ventilación para crear su “máquina para el tratamiento del aire”, que en un extremo tomaba aire del ambiente y lo impulsaba a través de bobinas refrigeradas, expulsándolo con menor humedad y, eventualmente, menor temperatura. Se trataba de un dispositivo sencillo, inspirado en mecanismos similares que ya se habían probado en el pasado, pero sin éxito.
Con este ingenioso sistema, la tinta se secaba más rápido y dejaba de correrse en los papeles, los que tampoco se arqueaban ya sin excesiva humedad presente en el aire. De este modo la imprenta Sackett-Wilhelms se salvó de la bancarrota y varias empresas comenzaron a pedir una solución similar para distintos tipos de equipos. Esto impulsó al ingeniero a crear la Carrier Air Conditioning Company of America, la compañía que aún hoy existe.
Este deshumidificador es considerado el antecedente directo de los actuales aparatos de aire acondicionado. Carrier patentó sus ideas y las perfeccionó, pero sus creaciones eran muy grandes para las casas de la época y muy costosas. Las familias acaudaladas de los Estados Unidos, sin embargo, no dudaron en desembolsar grandes sumas de dinero para disfrutar de este lujo a pesar del ruido y los tamaños.
Las décadas siguientes fueron de experimentación y creación de unidades cada vez más pequeñas y útiles. En 1931 H.H. Schultz y J.Q. Sherman crearon un modelo que se podía colocar en la parte exterior de una ventana, un diseño que hoy todos reconocemos. Pero los precios seguían altos y cada equipo costaba el equivalente de 500 mil dólares actuales.
Fue recién en 1951 cuando Carrier introdujo la primera unidad de costo relativamente bajo y que podía ser instalada en casas de familia. Esto desató una verdadera revolución social, en la que hace foco How We Got to Now: Six Innovations That Made the Modern World, un libro del divulgador estadounidense Steven Johnson que analiza cómo se gestaron las comodidades con las que nos acostumbramos a vivir, como los ambientes limpios.
“Es una de mis historias favoritas y la que inspiró el libro”, aseguró el autor, quien señala allí que se puede afirmar que el aire acondicionado posibilitó el crecimiento de las regiones más cálidas de los Estados Unidos, históricamente relegadas y pobres. Tucson, en Arizona, pasó de tener 45 mil habitantes a más de 212 mil en diez años, un crecimiento similar al que tuvieron Phoenix, Tampa, Dallas, Houston y otras metrópolis en donde esta invención permitió soportar los duros climas.
La hipótesis de Johnson en el libro, y en una serie homónima para la BBC, es que el aire acondicionado cambió el mapa político de los Estados Unidos. Al volver más tolerable la vida en esas regiones, migraron muchos hombres y mujeres mayores, de raigambre más conservadora y partidarios del Republicanismo. Los recién llegados hicieron sentir sus preferencias en las urnas y cambiaron el signo político de esas regiones, multiplicando los miembros del Colegio Electoral y posibilitando en la década del 80 que Ronald Reagan llegase a la presidencia.
En Argentina este invento también está ligado a la política, como las recientes declaraciones de de Mauricio Macri que vinculó su uso con las políticas energéticas del gobierno kirchnerista y al pedido de mantener la temperatura en 24 grados. El presidente no está sólo en su prédica: según un informe dado a conocer en los últimos días, el 74% de los encuestados modificó la frecuencia de uso del acondicionador de aire a partir de hechos recientes. El cambio de hábito en los argentinos se debió, en un 37%, a los aumentos en las facturas de electricidad; a una súbita toma de conciencia respecto de la sustentabilidad en un 34% y a la situación energética que se vive en Argentina en un 29%. Los resultados surgen de un estudio realizado por LG Electronics junto con la Universidad Abierta Interamericana.
De hecho, el consumo energético es una de las preocupaciones de las compañías que fabrican los equipos en el país. En esta nota te damos tips para ahorrar energía y pagar menos: desde la etiqueta de heladeras y aires, hasta el lavado de ropa. También te contamos cuáles son los seis electrodomésticos que más energía consumen; y te dejamos algunos trucos caseros para evitar que tu casa sea un horno este verano.
LG, por ejemplo, introdujo hace más de un año la tecnología Inverter en todas las capacidades, que permite que los motores trabajen con una velocidad variable de acuerdo a la temperatura del ambiente. “Esto evita las constantes paradas y arranques del compresor, que con los momentos en los que se generan los picos de consumo de electricidad. Este ahorro de energía es de 35% en modo frío y de 40% en modo calor, por lo cual es una solución ideal no solo para el verano sino también para el invierno”, le explicó a LA NACIÓN Leonardo Britos, gerente de Negocios de Acondicionadores de LG Electronics Argentina.
Es la misma línea que mantiene BGH, que en los últimos tiempos incorporó modelos con control a distancia (vía Internet). “BGH siempre ha puesto su foco en el consumo responsable de energía. Hoy tres de los cinco equipos que lideran el ranking de eficiencia energética en aires acondicionados de Vida Silvestre son marca BGH, brindando al consumidor el portfolio de productos adecuado a su necesidad”, puntualizaron los voceros Pablo Sarfiel y Sebastián Zimmerman.