Se trata de un sistema de producción que favorece el empleo de recursos renovables, evita el uso de productos químicos y la manipulación genética y que recurre a técnicas que contribuyen a mantener el ecosistema.
La agricultura ecológica trata de respetar los ciclos naturales de cada producto, evitando así transformar de una manera radical el medio ambiente y se adapta a la capacidad de producción de la tierra permitiendo la renovación de los recursos naturales y no busca solamente la productividad sino la sostenibilidad de la producción.
Para ello, la agricultura ecológica se basa en una serie de objetivos y principios, así como en unas prácticas comunes diseñadas para minimizar el impacto humano en el medio ambiente, mientras se asegura que el sistema agrícola funcione de la forma más natural posible:
No utilizar organismos genéticamente modificados
No usar pesticidas ni fertilizantes, químicos o sintéticos
Rotación de cultivos como prerrequisito para el uso eficiente de los recursos in situ.
Prohibición del uso de organismos modificados genéticamente.
Aprovechamiento de los recursos in situ, tales como el estiércol para la fertilización o alimentos para el ganado producidos en la propia granja.
Selección de especies vegetales y animales resistentes a enfermedades y adaptadas a las condiciones locales.
Cría de ganado en zonas al aire libre y espacios abiertos y alimentación ecológica.
Uso de prácticas apropiadas para la cría de diferentes especies de ganado.
También existe confusión en relación a los términos “orgánico”, “saludable” y “natural”.
Porque muchas personas piensan que son lo mismo y no es siempre es así:
Un alimento es “orgánico” si cumple ciertos requisitos establecidos por los organismos de control alimentario en cómo se cultiva, pero no tiene nada que ver con su contenido en nutrientes. Un producto es “natural”, si no contiene ingredientes sintéticos o artificiales. Y un producto es “saludable” si llena ciertos criterios en cuanto al límite en su contenido de grasa, de grasa saturada, de colesterol, de sal y requiere cierta cantidad de vitaminas, minerales y otros nutrientes saludables.
Particularmente en España, como ya comentamos en un artículo anterior, es el primer país europeo en el uso de agricultura ecológica, en términos de superficie, pero curiosamente estamos a la cola en el consumo de este tipo de productos.
El Reglamento de la UE sobre la producción agraria ecológica detalla cómo deben gestionarse los cultivos y el ganado, y cómo han de ser elaborados los piensos y forrajes que vayan a ser etiquetados como ecológicos. Los productos que lleven el logotipo de agricultura ecológica de la UE han de cumplir los requisitos especificados en la normativa de la UE. El etiquetado de los productos procedentes de la agricultura orgánica ha de ir acompañado necesariamente por el código de los organismos de inspección encargados de examinar y certificar a los operadores ecológicos.
En la UE este sistema de etiquetado esta diseñado para proporcionar a los consumidores de los Estados miembros de la UE confianza sobre la procedencia ecológica de los productos que adquieren. El logotipo de la UE se ha creado para mejorar el conocimiento de los productos ecológicos entre los consumidores, como ocurre con otros logotipos nacionales presentes en productos que se comercializan en su propio país.