En simultáneo en que se conoció en la Argentina que unos camaristas identificados con la organización kirchnerista Justicia Legítima volvían a cambiar de juez la investigación de la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman, un informe en los Estados Unidos alertó que Irán, “si no lo asesinó, fue el principal beneficiario” de su desaparición física.
A pocos días de cumplirse un año y medio de la muerte, The Wall Street Journal publicó este lunes un extenso artículo firmado por la periodista Mary Anastasia O’Grady que anticipa los detalles de la investigación realizada por el centro de estudios Sociedad Libre y Segura, con sede en Washington D.C., que asegura que “la muerte del fiscal eliminó un obstáculo clave para Irán y despejó el camino para que avanzara a una nueva fase en sus operaciones de información e inteligencia en América Latina”.
Joseph Humire, responsable del trabajo difundido por el diario financiero, destaca que antes de la muerte Alberto Nisman contaba con “1.500 páginas de reportes de fuente abierta sobre Irán y Hezbolá” que demostrarían la supuesta autoría del brutal atentado terrorista en Buenos Aires que dejó, en 1994, 85 muertos. Para el autor, si el fiscal que investigaba ese ataque terrorista a la mutula judía en Buenos Aires comparecía ante la ONU y mostraba las pruebas de su hipótesis, “como mínimo, habría puesto en duda los desmentidos de Irán sobre que apoya el terrorismo”.
“Si Nisman hubiera hablado en una audiencia ante la ONU, su extensa investigación podría no haber sido ignorada”, destaca en su nota O’Grady, en base al trabajo del centro de investigaciones Sociedad Libre y Segura. El planteo está en línea con la hipótesis planteada por fuentes judiciales y que participaron de la pesquisa de Nisman y la que se abrió luego de la muerte absurda en una de las zonas más custodiadas de Buenos Aires: se trataría todo de un asesinato para “callar” una voz que podía abortar el plan para que se levantaran las sanciones económicas y comerciales a Irán.
En la columna de opinión publicada en The Wall Street Journal se destaca que “miles de documentos e interceptaciones legales dadas a conocer públicamente muestran cómo la muerte del fiscal eliminó un obstáculo clave para Irán y despejó el camino para que avanzara a una nueva fase en sus operaciones de información e inteligencia en América Latina”.
Recuerda Mary Anastasia O’Grady que “el fiscal especial que investigaba el ataque terrorista contra el centro comunitario judío AMIA acusó a ocho ex funcionarios iraníes (incluyendo al ex presidente Ali Rafsanjani) y a un ciudadano libanés. Al año siguiente, por petición de Nisman, la Interpol emitió una circular roja para la captura de seis de los acusados. Pero Irán se quedó de brazos cruzados”.
Tres párrafos clave de la columna publicada en The Wall Street Journal:
“Usando interceptaciones legales, Nisman armó posteriormente un caso sobre el acuerdo de encubrimiento al que había llegado el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para eliminar las huellas de Teherán del ataque contra AMIA a cambio del petróleo iraní y la reapertura del mercado de Irán a los granos y la carne de res argentina.
“La semana anterior a su muerte, Nisman había presentado una acusación penal contra miembros del gobierno de Fernández de Kirchner. Su asesinato no detuvo la difusión pública del contenido de su reporte, pero su muerte frenó su plan de llevar el crimen de Irán a la arena internacional. Una medida de este tipo tenía el potencial de socavar los objetivos clave de la política exterior de Teherán”.
Los gobiernos autoritarios de Venezuela, Bolivia y Nicaragua han agradecido la presencia y la influencia de Irán. Pero otros están siendo invadidos subrepticiamente, a través de las embajadas, centros culturales y mezquitas. Las comunidades rurales del sur del Perú son blancos típicos para el lanzamiento de redes. Empresas de fachada en las industrias de la carne y sus derivados en Brasil y Uruguay son utilizadas para encubrir a los agentes iraníes. El informe de Humire también muestra cómo Irán se ha infiltrado en las universidades chilenas.