Mayra García tiene 18 años y es de La Pampa. En agosto llegó a Paraguay, a la llamada Villa “La Emboscada”, paradójicamete, acompañada por el joven de quien estaba enamorada. Engañada, terminó secuestrada por su novio y su calvario, que duró un mes y medio, terminó recién cuando en un descuido de su captor pudo pedir auxilio por Facebook.
Durante ese tiempo la mantuvo amenazada, le pegaba y hasta llegó a cortarla con un cuchillo. Le tenía prohibido que contactara a su familia.
“Los moretones se me veían porque estaban en todas partes: tenía en las piernas, en los brazos, en la cabeza. De hecho, uno de los brazos quedó fisurado y tenía que andar con un pañuelo”, contó la víctima en diálogo con la radio Cadena 3.
Pero un día llegó su oportunidad. Fueron minutos en los que su captor dejó de prestarle atención, lo suficiente para que ella lograra escapar y desde la casa de una vecina le mandara un mensaje a su familia. Así, las unidades especiales de Delitos Complejos y de Trata de Personas la ubicaron en un suburbio de la ciudad de Asunción.
Para los investigadores, el destino de Mayra era ser vendida a una red de trata de personas y su cautiverio era un “ablande”, un escalón previo, donde la sometieron a torturas psicológicas y físicas.