La tasa de mortalidad en las calles, avenidas y rutas de la provincia se mantiene en un nivel preocupante, cuando todavía no hemos pasado el primer semestre de 2016.
En cinco meses de este año, perdieron la vida 117 personas en accidentes viales. Algunas en el acto, otras a las pocas horas de ocurrido el siniestro y el resto días después, tras noches de agonía. Familias destrozadas, proyectos truncos, dolor infinito, es lo que dejado estas tragedias, que se repiten una y otra vez.
Este 2016 tuvo una particularidad trágica: se registraron al menos cinco accidentes que dejaron como saldo la muerte de tres o más personas. El último de estos hechos fue el domingo 15 de mayo, cuando chocaron de manera frontal dos autos en la ruta nacional 12, entre San Ignacio y Gobernador Roca. Allí hubo cuatro fallecidos: Catalina Leues e Ignacio Garcete, ambos de Puerto Esperanza; y los hermanos Eugenio Oscar Camargo (55) y Felicita Camargo (56) de Candelaria.
La Dirección Nacional de Observatorio Vial, que depende de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, estimó que el costo de un accidente de tránsito por cada herido grave es de 75 mil pesos, que debe invertir el sistema de salud pública. Cada herido traumatizado demanda entre una semana y hasta un año de internación dependiendo del grado de las lesiones.
El último nombre en la lista de fallecidos es el de la posadeña Lidia Betriz Balboni (65). Ella perdió la vida ayer, a la altura de la localidad de Hipólito Yrigoyen, sobre la ruta nacional 12.
En el kilómetro 1433, el auto Toyota Etios que conducía la mujer chocó con un colectivo de larga distancia de la ciudad de Foz de Iguazú, guiado por Amarildo Marin B. (38) y que transportaba un grupo de alrededor de 35 pasajeros.
Todos los protagonistas fueron asistidos por el médico policial. Cuatro pasajeros terminaron con lesiones leves.
Los investigadores trabajan para establecer las causas que ocasionaron el siniestro vial.
En el lugar trabajaron la comisaría local, la Policía Científica y Bomberos de la jurisdicción
