A Marcelo Zeballos le tocó ser una suerte de Rocambole de los años ’90. Hizo la tapa de Despedazado por mil partes, el disco de La Renga que por estos días cumple 20 años, y después diseñó la siguiente, la de la estrella blanca. Uno de sus grandes referentes era Roger Dean, el puño detrás de todas todas las portadas de Yes.
Zeballos es artista plástico y también trabajó para bandas como Almafuerte, Villanos y 448. En 1996, para la época de Despedazado…, tenía 26 años. La Renga había llamado a concurso cerrado para crear la tapa. Estaban por dar el gran salto, iban a editar el primer disco con compañía (Polygram) y la expectativa era enorme. “Presenté un paisaje de estilo renacentista, con un montón de personajes, en una cartulina gigante, y cuando vieron el ángel-diablo, flashearon”, recuerda. “Esta es la tapa”, le dijeron. La imagen calzaba justo con el tamaño de un CD.
“Yo buscaba algo simbólico: el bien y el mal, unificados en una sola figura”, agrega el autor. Su idea tocó algunas aristas de “La balada del diablo y la muerte”, un tema clave del álbum, como también lo fueron “Veneno”, “El final es en donde partí” y “Hablando de la libertad”. La hizo en un solo día.
La Viola Web: ¿Habías podido escuchar las letras para inspirarte?
Zeballos: Me dieron un demo, con mucha confianza, pero le presté poca atención: no quería presentar algo condicionado a lo que ya hacían. Su música es su música y está muy bien, es su laburo. No quería que la tapa sea una repetición de eso.
LVW: ¿Eras seguidor de la banda?
Z: No escuchaba la música de ellos, ni tampoco tuve esa cosa de cholulismo. Pero siempre se portaron excelente conmigo, incluso me encargaron la escenografía cuando presentaron el disco en Obras Sanitarias. Lo hice en madera, gigante, y se puso atrás de la batería de Tanque.
LVW: ¿Qué sentiste cuando la viste reproducida en remeras y banderas?
Z: Me acuerdo de ver en Obras una versión en una bandera que parecía Guillermo Vilas con vincha (risas). Pero, bueno, los pibes lo hacen con pasión. Ahí fue la primera vez que un dibujo mío, hecho en mi habitación, lo hacían otros masivamente. Un flash, es el sueño de todo artista, el logro máximo. El personaje cobró vida propia. Me tocó ver murales, tatuajes, remeras…
LVW: ¿Por qué creés que trascendió tanto?
Z: Fue el último esplendor del arte de tapa de disco, a fines de los ’90. Hubo mucha magia, mucha mística y épica, de ese momento del rock, y de La Renga. Tocar el tema del bien y el mal es algo universal, y pensar que son dos fuerzas que se mutan entre sí, es un mensaje que lo pueden interpretar todas las clases sociales.
LVW: ¿Donde está hoy el original?
Z: Es un gran misterio. Yo me lo quedé y se perdió. Se supone que un pedazo está en el sur, pero no estoy seguro.