A veces la concreción de un encuentro que empezó por Tinder y avanza al mundo real, es una verdadera oportunidad para pasarla bien y hasta arrancar una relación de pareja. Otras, definitivamente, no. Te contamos algunas de las últimas para reírnos juntas. Y, ¿por qué no?, seguir participando.
“HICE UNA CITA CON UN CHICO… ¡Y TRAJO DE PREPO A UN AMIGO!”
Fer: “Hice match con un chico que no podía más de lo bueno que estaba. Se partía. Después de varias vueltas, finalmente arreglamos para encontrarnos en un bar. El problema fue que cuando llegué al lugar, me encontré con que no estaba solo. Imaginate mi cara cuando me presentó ¡a su amigo! Tomamos algo y charlamos de todo un poco, pero la verdad es que fue cualquiera. Encima, cuando la salida estaba llegando a su fin, me propusieron irnos los tres juntos, y si bien en otras circunstancias me hubiera resultado tentador, este no era el caso. No me gustó que no hubiese ido de frente.”
“SE PUSO A LLORAR…”
Sofi: “Hace un tiempo, me enganché con un chico extranjero que estaba viviendo en Buenos Aires. Surgían todo el tiempo temas de conversación, así que un día arreglamos para vernos en una pizzería. Pero lejos estaba de ser la cita de ensueños que me había imaginado, porque terminé prestándole la oreja (¡y hasta pañuelitos de papel!) para escuchar sus mil y un problemas amorosos: tenía un affaire con la mujer de uno de sus mejores amigos, estaba súper enamorado y ella le había puesto punto final a la relación. Se puso tan mal que hasta se largó a llorar, y yo, intentando por todos los medios que se calmara… Un bajón. “.
“ME PROPUSO QUE FUERA A SU CASA…”
Caro: “Hace poco, aproveché para usar la app en Berlín. Pegué onda con un alemán, pero me indigné con el plan que propuso: quería que fuera a su casa a tomar algo mientras él aprovechaba para limpiar. Obvio, no fui. Después escuché que es común que los alemanes eviten dedicarte tiempo hasta no saber si lo valés…”
“SE QUEJABA DE TODO…”
Clau: “En Tinder teníamos mucho en común, pero al conocernos aparecieron las incompatibilidades: cuando puse música, me dijo que no le gustaba, y cuando le propuse ir a un bar, me dijo que no tomaba alcohol. Finalmente, dijimos de ir a comer, pero tardamos mil en elegir el lugar porque era celíaco y vegano y ninguna opción le gustaba. Encima, terminamos la noche debatiendo de política. Un desastre.”
“LAS FOTOS QUE HABÍA PUESTO EN SU PERFIL…”
Rochi: “… eran divinas. Cuando finalmente arreglamos para vernos, se ofreció a pasar a buscarme. Estaba súper entusiasmada. Cuando salí del ascensor, el chico que vi en la puerta no tenía ABSOLUTAMENTE nada que ver con el bombón de Tinder. Ahí me di cuenta de que las fotos de perfil tenían diez años y muchos filtros de Instagram encima, así que salí y cuando me preguntó si era yo, le dije: “No, soy su vecina”, y seguí de largo…”.
“A LOS CINCO MINUTOS, LA JUGABA DE NOVIO…”
Celes: “En la primera cita, hubo mucha charla, ningún beso y actos de caballerosidad, como acompañarme a mi casa. Lo que pasó después no se podía creer: miles de mensajes, comentarios en mi Face y hasta canciones dedicadas. ¡Él había flasheado amor y yo no! Cero ganas de volver a verlo. Como se había olvidado un disco en mi casa, usaba eso de excusa. Estuvo una semana reclamando el bendito CD, y terminé dejándoselo en un bar para no cruzármelo nunca más. ¡Un freak!”.
“NO SOLTÓ EL CELULAR”
Moli: “Tuve onda con un chico con el que teníamos varios contactos en común, así que pedí referencias. Como nadie me dijo nada negativo, armamos un plan. El garrón que me pegué fue infinito: se la pasó mandando mensajes y no paraba de cancherear con sus vacaciones en Punta del Este, sus autos último modelo y sus negocios. Cuando se dio cuenta de que nada de eso me importaba, empezó a destratarme, incluso llegué a ver en su teléfono cómo se mensajeaba con otra chica para verse más tarde. No llegamos ni al postre. Le dije que me dolía la cabeza y nos fuimos al toque.”
“TUVIMOS UNA CITA ‘PRECOZ’…”
Pau: “En la segunda salida terminamos en un telo. Nos cachondeamos mal y estuvimos dedicándole mil horas a la previa. Cuando finalmente logré que pasara “a la acción”, duró, literalmente, menos de un minuto. Un garrón. Como era masajista, quiso compensarme con algunos masajes hot e ilusionándome con una segunda vuelta. ¡¿Para qué?! Volvió a pasar lo mismo. Nunca más me animé a salir con nadie de Tinder.”
“CAYÓ DE JOGGING Y OJOTAS A LA PRIMERA CITA”
Ari: “Venía charlando a pleno con un chico con el que pegamos tremendo match. Estaba re entusiasmada, hasta me compré ropa para estar divina. Me lookeé con jean chupín, hombro al aire, tacos y perfume. Cuando nos encontramos en el cine, vi que él había ido como si estuviera un domingo en su casa, de jogging y ojotas. Vimos la peli porque ya teníamos las entradas, pero sentí que no le dio importancia a la cita. O que yo le había dado demasiada. Obviamente, fue primera y última.”
Por Inés Pujana