El origen de lo que hoy conocemos como una bikini se puede situar en el año 1600 a.C porque en la villa romana del Casale, actual Sicilia, una serie de mosaicos muestran a mujeres vestidas con prendas de dos piezas. Estas figuras se repiten en representaciones femeninas en diversos lugares de Italia y en historias sobre las atletas griegas. Sin embargo, la bikini propiamente dicha acaba de atravesar su aniversario número 70.
La historia cuenta que Louis Réard, un ingeniero mecánico francés, se vio a cargo de la empresa de lencería de su madre en los años ’40 y decidió dedicarse de lleno al diseño de indumentaria. Mientras pasaba sus vacaciones las playa de Saint Tropez, notó que las mujeres se arremangaban sus largos e incómodos trajes de baño para conseguir un mejor bronceado, lo que lo inspiró para diseñar un traje de baño que tuviera la panza expuesta. Pero tenía competencia.
En mayo de 1946, el diseñador de moda Jacques Heim creó un traje de baño de dos piezas que nombró como “Átomo” y que publicitó como “el traje de baño más pequeño del mundo”. Sin embargo, todavía no era lo suficientemente pequeño como para dejar el ombligo al descubierto, uno de los mayores tabúes de la época. Réard quiso superarlo y creó una bikini con sólo 194 cm² de tela, suficiente para cubrir los pechos y la entrepierna que publicitó como “el traje de baño más pequeño que el más pequeño del mundo”.
Cuando se propuso buscar una modelo profesional para que lo usara, nadie quiso. Es por eso que Micheline Bernardini, una nudista del Casino de París de 19 años, fue la primera en posar en bikini aquel desfile de 5 de julio de 1946, en París. De hecho, fue ella quien le puso su nombre alegando que la prenda iba a ser “más explosiva que la bomba de Bikini”, refiriéndose a las pruebas nucleares que Estados Unidos realizaba en las Islas Marshall, un paraíso escondido en pleno Océano Pacífico. Y no se equivocó, ya que la prenda revolucionó la moda y no sólo por sus dos piezas sino por el ombligo al descubierto, algo que ninguna mujer se había atrevido a mostrar.
Sin embargo, la bikini no fue del todo aceptada en la década del ’50 e incluso después de la edición de Miss Mundo celebrada en Londres en 1951 fue prohibida en países como Italia, Bélgica y España luego de que El Vaticano la considerara “pecaminosa”. Fue así que en sus primeros años ganó terreno el traje de baño de una sola pieza, considerado un sinónimo del buen gusto.
Por razones puramente éticas, la bikini tuvo que esperar su momento de protagonismo a fines de los ’50 y principios de la década del 60, cuando una de sus pioneras, Brigitte Bardot, impulsó, con sus producciones en Saint Tropez y Cannes, su multiplicación en el mundo del cine y los medios de comunicación, contribuyendo a una mayor apertura social y política en occidente. Más tarde, su papel en Y Dios creó a la mujer (1957) animó a cientos de mujeres a atreverse.
Si bien en Europa todavía la pieza de verano no se terminaba de instalar, la aparición de la lycra la convierte en una prenda mucho más cómoda y adaptable, lo que empieza a desplazar definitivamente los bañadores de una pieza con falda.
Seis años después, en 1962, la bellísima actriz Ursula Andress hizo su contribución a la causa con una escena en la película de James Bond, El satánico Dr. No, saliendo del mar en un traje de baño blanco de dos piezas con cinturón. Raquel Welch, por otro lado, apareció en 1966 en la película Hace un millón de años interpretando a una cavernícola enfundada en un sugestivo bikini con piel.
El 20 de enero de 1964, el editor de la revista ‘Sports Illustrated’ decidió publicar la primer portada con una modelo en bikini, ya que, según él, no pudo recopilar suficientes eventos deportivos y tuvo que pedir a la redactora de moda Jule Campbell que rellenara el espacio. Desde entonces, la tapa con la modelo Babette March marcó el inició de las Swimsuit Editions de la revista.
Los trajes de baño de los ochenta revelaron muchísimo más el cuerpo. En el cine, Bo Derek es la abanderada de la figura perfecta en la película 10. Por su parte, Carrie Fisher como la princesa Leia en Star Wars Episodio VI: El regreso del Jedi, en 1983, es la encargada de llevar un icónico bikini dorado cuando es esclavizada por Jabba the Hutt.
De ahí en más, la bikini se instaló en el guardarropa de las mujeres en todo el mundo, de todas edades, estaturas y estilos, que se volcaron a las dos piezas para mostrar su figura y acentuar sus curvas.
Modelos como Claudia Schiffer o Cindy Crawford las lucieron con diseños muy originales y le dieron definitivamente el protagonismo al traje de baño de dos piezas en las playas y piscinas por todo el mundo.
En los primeros quince años del siglo XXI, la moda de las bikinis fue una combinación del estilo de los años ’50, ’60, ’70 y ’80. La utilización de otras telas además de la lycra, como el crochet o el neoprene, sin embargo, crearon una nueva impronta. La oferta actual es, entonces, una recopilación mejorada de todo lo bueno de la bikini desde su creación hace 70 años, cuando nadie quería usarla.