María Amalia Díaz, esposa del detenido ex secretario de Obras Públicas José López, se molestó con un reportero gráfico que la encontró este último sábado al mediodía saliendo de su departamento de Recoleta. La mujer enfureció con el fotógrafo, lo insultó y lo mojó con una botella de agua mineral que también amenazó con revolearle.
Incómoda pero a la vez sonriente. Así fue retratada por Enrique García Medina, de la revista Gente, la pareja del ex funcionario kirchnerista que hoy está preso por el escandaloso episodio que marcó un hito de la corrupción política argentina, y que lo tiene como protagonista: la noche en que fue visto arrojando bolsos con dinero hacia un convento en la localidad bonaerense de General Rodríguez.

El lunes fue vista nuevamente por la calle, ingresando a su domicilio de la avenida Las Heras al 2000, donde vive junto a Araceli, la hija que tuvo con López. Esta vez cargando bolsas -no bolsos- de un supermercado.

En el mismo edificio, pero en distinto piso, viven otras dos hijas de Amalia, de un matrimonio anterior.
Más allá de la reacción violenta del sábado, que incluyó insultos y agua, no hizo declaraciones María Amalia Díaz ante los periodistas de Gente. Tampoco lo hizo ante el Juez federal Daniel Rafecas, que la investiga para saber cuánto sabe de las maniobras de su marido con dinero público.
De hecho está acusada de haber colaborado con López la noche que llovieron dólares por el aire en la institución religiosa.
El pasado martes 2 de agosto, cuando fue citada por la Justicia, Díaz presentó un escrito en el que dijo que no sabía que su marido tenía en su poder los casi 9 millones de dólares con los que fue detenido la madrugada del 14 de junio pasado en el convento.
“Este dinero no era de mi conocimiento y no formaba parte del patrimonio de la sociedad conyugal. Mi estupor y sorpresa por el giro que ha tomado mi vida desde esa noche aún no cesan y realmente no tengo conocimiento de todo ello”, sostuvo la mujer en el escrito que presentó ante Rafecas para cumplir con la citación a indagatoria, cuando se negó a contestar preguntas.

Díaz también dijo que no formó parte de ningún enriquecimiento ilícito, que no hubiera ayudado a su marido a cometer ese ilícito y hasta contó cosas de su vida privada: “En sí nuestro matrimonio hacía meses que venía en decadencia, teníamos diferencias y yo me sentía muy alejada de él. Yo presumía infidelidad de su parte por lo que asociaba su comportamiento anormal a ello”.
La mujer fue citada a indagatoria por el juez Rafecas por considerarla parte del enriquecimiento ilícito de su marido y presentó un escrito de 15 páginas y se negó a contestar preguntas por su “estado de angustia y depresión”.
“Niego los hechos que se me imputan, nunca ayudé ni participé para que mi marido se enriqueciera ilícitamente. Desde que compartimos nuestra vida y según es mi conocimiento siempre hemos adquirido nuestros bienes con el producto de nuestro trabajo”, dijo en el escrito Díaz.
En la presentación la mujer hizo un repaso de toda su vida en el que contó los bienes que tiene y cómo los obtuvo. “Siempre fue creciendo a partir de mejorar de a poco, con los ingresos fruto del trabajo y las rentas de los inmuebles que se fueron adquiriendo con los años y utilizando préstamos”, señaló.
Relató que en 1989, después de divorciarse de su primer marido, conoció a López cuando era secretario de Obras Públicas de Río Gallegos, cuando Néstor Kirchner era intendente, y ella trabajaba en un juzgado de familia. Se casaron el 8 de julio de 1999 y en 2011 fueron a vivir a la casa de Dique Luján, sospechada de haber sido adquirida ilícitamente.
La mujer contó cómo fueron los días previos a la detención de López: “José ya venía días anteriores demostrando un comportamiento atípico, mostrándose inquieto, ansioso y algo paranoico, manifestaba que se sentía vigilado y perseguido. Me pedía utilizar mi celular en varias oportunidades dado que creía que su teléfono era ‘escuchado'”.