Chiara Páez fue asesinada por su novio el 10 de mayo de 2015 en la localidad de Rufino, en el sur de Santa Fe. Tenía 14 años y su crimen disparó las primeras marchas en todo el país bajo la consigna #NiUnaMenos. Dos años y tres meses más tarde, la Justicia condenó al autor del femicidio a 21 años de prisión.
A Manuel Vallejos, por aquel entonces de 16 años, se lo consideró responsable del delito de homicidio agravado por el género y no por el vínculo. Así lo resolvió el juez de Menores Javier Prado tras fijar la pena impuesta tiempo atrás por otro magistrado.
En su momento, el fiscal de la causa pretendía que el homicidio sea doblemente calificado por el vínculo y por el género. La querella anticipó que volverá a apelar la condena, y finalmente será la Cámara de Rosario la que determinará la tipificación del delito.
El cadáver de Chiara fue enterrado en el patio trasero de la vivienda que su novio compartía con sus abuelos, su madre y la pareja de ella. El cuerpo presentaba un corte en el cuello y varios golpes en su cabeza.
La autopsia reveló además que la adolescente estaba embarazada y tenía restos de un antiinflamatorio usado para abortar. Mientras los familiares de la joven, pobladores, y fuerzas de seguridad, realizaban rastrillajes para dar con su paradero, en la casa de Manuel se realizaba un asado, a metros de donde estaba enterrada la adolescente. Esos detalles encendieron la ira de los familiares y amigos de la víctima.
Fabio, el padre de Chiara, está convencido de que Manuel no actuó en solitario para matar a su hija. Cree que participó toda la familia, los dos abuelos, el padrastro y la madre del chico de 16 años.
Tras conocerse el fallo, publicó un mensaje en Facebook para pedir que la Justicia utilicé con los familiares el mismo criterio que con el autor del femicidio. “Manden a la cárcel a los cuatro asesinos que estaban esa noche en la casa y algún castigo ejemplar a los que ayudaron de afuera para tapar todo lo macabro que sucedió esa noche”, escribió.